DEBATE SOBRE EL MODELO COMERCIAL DE LA CIUDAD

Festín en el último festivo

BCN toma la calle en domingo y demuestra una vez más el tirón comercial de la Navidad

Domingo de compras 8 Siluetas frente a la nueva tienda de Urban Outfitters en el Triangle de la plaza de Catalunya.

Domingo de compras 8 Siluetas frente a la nueva tienda de Urban Outfitters en el Triangle de la plaza de Catalunya. / ELISENDA PONS

CARLOS MÁRQUEZ DANIEL
BARCELONA

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El termómetro gigante de Portal de l'Àngel marca 17 grados y hoy es 20 de diciembre. La fotógrafa que ilustra esta página, Elisenda Pons, llama desde el centro comercial de Glòries y advierte de que ahí no hay demasiada gente, que casi mejor buscar otro lugar. Aquí al aire libre hay que avanzar a base de pasitos. No cabe un alfiler. Conclusión: la gente ha salido a la calle, ha visto que no hacía frío y ha cambiado el calor de los búnkeres del consumo por el viejo alterne de escaparates. Modelo de ciudad significa entre otras cosas decidir con qué vara de medir se deciden los festivos comerciales, si con la del turismo, vinculando la decisión a una feria o al desembarco de cruceristas, como se ha hecho este año, o con la del nativo, esos cerca de cuatro millones de personas que viven en el área metropolitana.

¿Se pueden sacar conclusiones de una jornada como esta con tanta gente pero con una temperatura casi primaveral? Sin duda. Como se podrían sacar en el caso de haber llovido como si no hubiera mañana, con calles desiertas y cines repletos de familias. Pero luego está la lógica. Como la que apunta el secretario general de la Confederación de Comercio de Cataluña, Miguel Ángel Fraile, satisfecho con el balance de compras del fin de semana y molesto por la decisión del ayuntamiento de no permitir que las persianas abrieran más domingos de la campaña de Navidad. ¿Cuándo si no en estas fiestas la gente consume de un modo más emocional que racional? Arnau y Meritxell han salido a pasear con sus tres hijos y han evitado a toda costa la nueva Disney store del centro. No por crueldad, sino por una cuestión de integridad física, porque dentro, con tanta gente, parece que escasea el oxígeno. "A la hora de comer se estaba muy bien, pero a eso de las cinco, la cosa se ha empezado a complicar, y ahora que son las seis ya no podemos más y nos vamos a buscar el metro", resume el padre, que empuja un cochecito que no para de driblar siluetas en su intento por llegar a la plaza de Catalunya.

En el Born hay algunas tiendecitas que no han abierto, seguramente más por un tema de falta de personal y agotamiento que por voluntad o filosofía comercial. No así una zapatería cercana a la Mercè, donde una joven dependienta señala que no abrir durante la Navidad "es como si en el Burger King dejaran de vender hamburguesas; no tiene sentido".

La cosa se ha corregido cara al año que viene, cuando los comercios de Barcelona abrirán 32 días seguidos, del 23 de noviembre al 24 de diciembre. Para entonces, algunas de las tiendas emblemáticas serán una página en la hemeroteca de los diarios. La ley de arrendamientos urbanos empezará a consumir los viejos alquileres cuando caiga la campana de la madrileña plaza del Sol.