el concurso de calles de una fiesta mayor

La Farga triunfa de nuevo en Sants

La calle de Sagunt queda en segundo lugar y Finlàndia ocupa el tercer puesto

La medieval plaza de la Farga, ganadora del concurso de calles de Sants (izquierda), y, arriba y abajo, las calles de Sagunt y Finlàndia.

La medieval plaza de la Farga, ganadora del concurso de calles de Sants (izquierda), y, arriba y abajo, las calles de Sagunt y Finlàndia.

CARLES COLS
BARCELONA

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Por tercer año consecutivo, la plaza de la Farga de Sants ganó el concurso de decoración de calles de la fiesta mayor. Los vecinos de ese tranquilo rincón del barrio, de hecho, no se limitan a engalanar la plaza. Igual que hicieron en el 2013 con Venecia como argumento, han transformado la fachada de los edificios, este año con un aire medieval, con puente levadizo incluido, todo a caballo entre un aire muy Exin Castillos y película de aventuras de los años del tecnicolor.

El esfuerzo de la plaza de la Farga es especialmente loable si se tiene en cuenta que el viernes por la noche interrumpieron los trabajos a la vista de que el aguacero que caía amenazaba con destrozar toda la ornamentación. «A las cuatro de la madrugada del sábado, cuando vimos que amainaba, nos llamamos por teléfono entre todos y nos pusimos manos a la obra», recordaba ayer Ana Maria, una de la veteranas.

El segundo premio del concurso lo mereció, según el jurado, la calle de Sagunt, con un tema de moda: el paseo por la calle es una recreación histórica de la guerra de 1714. Con esa decisión, quedó en tercer lugar del podio la calle de Finlàndia. A parte del público que acudió a la entrega de premios le pareció una decisión injusta. El faro que recibe a los visitantes, con una ola muy Ho-

kusai, ya llama la atención, pero sobre todo merece la pena la artesanía que los vecinos han logrado confeccionar con simples botellas de plástico, un conjunto de 2.000 peces y medusas realmente extraordinarios.

VITALIDAD / Aunque a menudo eclipsada por las fiestas de Gràcia, la fiesta mayor de Sants dio ayer una muestra de vitalidad notable en la entrega de premios. Los vecinos de la calle de Alcolea de Baix, por ejemplo, se presentaron allí más entusiastas que nadie, con un tanque casi a tamaño natural (tal vez escala 1:2), convencidos de que iban a ganar. No lo lograron, quedaron quintos, pero su presencia animó la celebración de forma indiscutible. El tanque venía a cuento del tema elegido, realmente rompedor. Han transformado su calle en una algo alocada y distópica frontera coreana, en concreto del lado norte. El papel de amado líder supremo en esa fantasía fue nada menos que para Núria Feliu.

A la fiesta mayor le quedan aún cinco días de vida. La comisión que coordina los trabajos apeló ayer una vez más al civismo, sobre todo después de que el domingo gamberros estropearan ornamentos.