Evelio Vázquez: «Quiero hacer que los carteristas se vayan; no me importa adónde»

De la base a la cúspide. Ese es el recorrido del intendente mayor Evelio Vázquez (Algeciras, 1955), el nuevo jefe de la Guardia Urbana, que comenzó como agente de calle en 1980. La suya es la promoción anterior a la de Xavier Vilaró y Joan Delort. Ahora, tras ser el responsable de Les Corts, Ciutat Vella, Eixample y de Circulación, este policía de talante cercano comanda a los 3.000 urbanos de Barcelona. Aunque mide al milímetro sus palabras mientras consulta su iPad, su discurso deja claro que la Urbana ha cambiado.

-¿Qué le pidió el alcalde?

-Dedicación. Me dijo: «El trabajo hecho, si puede hacerse mejor, es que no está bien hecho». En el caso de la Guardia Urbana el alcalde cree que se podían hacer mejor las cosas. Y hemos demostrado que las cosas se pueden hacer mejor.

-¿Le encargó algo en concreto?

-Sí. Luchar contra los robos en el metro. Fue una decisión del alcalde. La Guardia Urbana tenía que bajar al metro.

-¿Civismo o seguridad?

-No dejaremos de perseguir conductas incívicas, como orinar en la vía pública. Pero aunque orinar en la calle es incívico, mucho más incívico es vender droga o robar.

-¿Pasamos de una Guardia Urbana más concentrada en el incivismo a otra más centrada en el delito?

-No ha habido un cambio de estrategia. Pero sí hemos aumentado la presión en el tema penal. Estos tres meses hemos aumentado un 30% la cifra de detenidos e imputados. Pero también hemos subido la presión en temas como la venta ambulante.

-En Barcelona, en el 2010 se cometieron 310 robos al día. ¿Es tolerable?

-Es intolerable. Pero hay que compararse con otras ciudades, como Madrid. Por el volumen de turistas que recibe, yo creo que los índices de robos de Barcelona están por debajo de ciudades semejantes.

-¿A qué atribuye que la prensa internacional califique Barcelona de «la capital de los carteristas»?

-A que Barcelona es una gran competidora desde el punto de vista turístico. Cuando Barcelona apareció en la escena turística, muchos turistas que iban a otros lugares comenzaron a venir aquí. No negamos que haya hurtos, pero esas informaciones son una manera de poner trabas a la promoción de Barcelona.

-¿Cuál es el delito prioritario?

-Los hurtos. Barcelona ha tenido en julio y agosto un 11% más de pernoctaciones y un 17,4% más de cruceristas que el año anterior. Hemos de garantizar que los barceloneses y todos estos turistas se sientan seguros. Por ejemplo, hay que poner coto a los trileros. Estamos trabajando con la fiscalía para demostrar que son un grupo organizado.

-¿Cómo luchará contra el hurto?

-Años atrás, a los coches se les ponía una barra en el volante. La barra no te garantizaba nada. Pero entre el coche con barra y el que no, el ladrón robaba el que no la tenía. Queremos hacer algo así, ponérselo cada vez más difícil a los multirreincidentes. En el metro no les dejaremos. Arriba, no les dejaremos. E iremos adonde estén. El objetivo: que los carteristas se vayan; no me importa adónde. Cuando bajaron los robos en el metro me preguntaron si los ladrones se habían ido a la costa. No lo sé. Lo que me importa es que no estén aquí.

-EL PERIÓDICO destapó que buena parte de las prostitutas de la Rambla se han trasladado a la calle de Petritxol ¿Qué van a hacer?

-No vamos a dejarlas. Nuestros instrumentos son las denuncias administrativas, sobre todo a los clientes. Este verano esa cifra de denuncias ya ha aumentado un 46% en Ciutat Vella, donde se han puesto 82 multas por practicar sexo en la calle. El fenómeno se ha reducido. Hay unas 140 mujeres y antes había el doble o el triple.

-¿Está a favor de que la Urbana asuma tareas de policía judicial?

-Sí, me gustaría tener un grupo para investigar delitos como el tráfico de droga a pequeña escala, los trileros o algunos robos. Pero será algo pequeño. Nuestro servicio es el de uniforme en la calle.

SEnD¿El estallido de la multirreincidencia en Barcelona es la demostración de que el modelo policial de cohabitación de Mossos y Guardia Urbana para la ciudad no ha funcionado?.

-No. Los Mossos tienen su papel y nosotros, el nuestro.

-Muchas ciudades tienen mapas de delitos. ¿Lo tendrá Barcelona?

-No depende de mí. Pero yo no estoy a favor. Con esos mapas se estigmatizan barrios. Y al vecino no le aporta nada.