BARCELONEANDO

Un sueco desvalijado en el Raval

El ganador de Eurovisión tiene casa en Barcelona. Una vez se la vaciaron los cacos

Mans Zelmerlöw, ganador de Eurovisión, recibido por una multitud en Lund, la ciudad sueca en la que nació.

Mans Zelmerlöw, ganador de Eurovisión, recibido por una multitud en Lund, la ciudad sueca en la que nació.

ELOY CARRASCO

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Entró en su apartamento del Raval y allí no había nada. Unos ladrones le habían cambiado de sitio los instrumentos, los amplificadores, el equipo de música, todo. Paredes desnudas fue lo único que encontró cuando llegó a su desvalijada casa con otros músicos suecos, con los que venía dispuesto a grabar el que sería el álbum Barcelona sessions.

A pesar del disgusto, Mans Zelmerlöw ha dicho muchas veces que tiene un flechazo con Barcelona. Es el cantante y compositor que el pasado sábado ganó el Festival de Eurovisión en Viena con la canción Heroes. Le unen fuertes vínculos con esta ciudad, y todo por azar.

A finales de agosto del 2011, se disponía a coger un avión con un amigo rumbo a Nueva York. Iban a ver el torneo de Flushing Meadows. Zelmerlöw es un consumado deportista. De hecho, jugó muchos años a tenis, hasta que decidió que no era lo bastante bueno y cambió las cuerdas de la raqueta por las de la guitarra. Pero aquel vuelo fue cancelado porque el huracán Irene no permitía los aterrizajes en la costa Este de EEUU. Como también es muy futbolero y hombre de posibles, en el mismo aeropuerto improvisó un plan B con el amigo. "Oye, que mañana juega el Barça en el Camp Nou. ¿Vamos?". Y con los conquistadores genes vikingos por montera, dicho y hecho. El cálido mediterráneo, "la gente, la comida y la vida nocturna" que descubrió, el folleto al completo, lo atraparon el primer día. "Estoy enamorado de la ciudad, es fantástica", declara a la prensa sueca siempre que le preguntan.

Desde entonces iba y venía, pasaba unas temporadas en Barcelona y otras en Estocolmo, hasta que un desamor lo aparcó aquí durante unos meses, en el verano del 2012. Zelmerlöw es muy famoso en Suecia desde que ganó el 'talent show Idol'. Añadan a eso su incuestionable buena planta y ya tienen a un galán que nunca necesitará recurrir al Tinder. Su novia entonces era Marie Serneholt, una sueca imponente, digna hija de las del landismo. Rompieron, y él, como un Bon Iver 'mainstream' y rico, cogió los bártulos, compró un piso en el Raval -Iver pagó sus penas del corazón en una choza en un bosque perdido- y en la terraza escribió las letras y las músicas de 'Barcelona sessions'La ciudad se convirtió, en palabras suyas, en "un santuario".

Novias, infidelidades

Uno de sus primeros anfitriones fue Calle Norlén, guionista y letrista con un pie aquí y otro en Estocolmo desde 1999, y, desde hace dos años, vecino de Sitges. "Yo lo había conocido en Suecia, habíamos trabajado juntos, y cuando llegó lo llevé a mi casa. Se quedó prendado de Barcelona y regresó un par de veces, hasta que un día me llamó y me dijo que tenía un apartamento". Antes de ganar Eurovisión, Mans Zermerlöw ya llevaba una vida muy ajetreada en su país, con los focos encima a diario. Novias, infidelidades, consultas a terapeutas de pareja... Muchas páginas en los periódicos, así que Barcelona apareció como refugio para los periodos sin giras, programas de televisión o musicales. "Todo el mundo lo conoce en Suecia, y a él le gustaba estar solo y componer canciones. Recuerdo que -prosigue Norlén-, después de una comida en el Bar Lobo [en la calle del Pintor Fortuny], me invitó a su casa, a escuchar en la azotea las 'demos' de las canciones que había escrito. Resultaron ser las del álbum 'Barcelona sessions".

Guiri de pura cepa aunque aprendió a hablar español, uno de sus lugares fetiche es la Barceloneta. Como dice Norlén, no olvidemos que Mans es "un sueco congelado". A veces jugaba partidos de voley playa con unos cuantos amigos de Lund, la pequeña ciudad en la que nació hace 29 años y que el lunes lo recibió como a un héroe. Y el Camp Nou, otro santuario. Se le puede ver, en sus cuentas de Twitter e Instagram, en varios partidos del Barça. De pequeño también quería ser futbolista y su perro, un labrador negro, se llama Messi.