MEMORIA HISTÓRICA
El dictador que perdió la cabeza
Los Mossos investigaron sin éxito en el 2013 quién decapitó la escultura guardada en un almacén municipal
Cristina Savall
Periodista
CRISTINA SAVALL / BARCELONA
Cómo, quién la cortó y dónde está la cabeza de la estatua ecuestre de Franco que, desde la mañana de este lunes, se exhibe ante la entrada principal del Born Centre de Cultura i Memòria sigue siendo un misterio. Se trata de un caso sin resolver que fue investigado por los Mossos d'Esquadra en agosto del 2013, y del que no se pudo esclarecer nada.
La puerta del almacén municipal de la Via Favència, donde se ha guardado estos últimos años la escultura de Josep Viladomat, no estaba forzada. Quien lo hizo tenía acceso a la llave. "Fue tras una visita rutinaria de la brigada municipal de mantenimiento y conservación de monumentos cuando el 8 de agosto de ese año se conoció el ataque sufrido. Tras la denuncia municipal, los Mossos asumieron la investigación del caso", explica un portavoz del ayuntamiento. El almacen no disponía de cámaras de seguridad. "Emplearon una sierra radial o un soplete porque el corte era limpio", se describe en el informe policial.
INTERCAMBIO DE FAVORES
La historia de la escultura ecuestre de Franco se remonta a cuando el alcalde José María de Porcioles quiso agradecer al dictador la cesión del castillo de Montjuïc a la ciudad. Según investigó el periodista Andreu Farràs, a Porcioles le costaba hallar un artista reputado. "Entonces, Viladomat fue detenido por la Guardia Civil bajo la acusación de contrabando. El escultor, con casa en Andorra, había comprado allí un coche de importación a mejor precio que en Catalunya. Como condición, debía hacerlo circular medio año como mínimo en Andorra. Al verse entre rejas, recurrió a Porcioles. El alcalde-notario a cambio le pidió un favor: esculpir la efigie ecuestre del dictador. Viladomat lanzó unas cuantas blasfemias y aceptó el encargo", cuenta Farràs en el artículo 'El escultor rojo de Franco' publicado en agosto en este diario.
La escultura fue inaugurada el 17 de junio de 1963 en el patio de armas del castillo. Eso sí, sin la firma de Viladomat. Ese día, Franco vino a Barcelona donde leyó un discurso que se reproduce en la exposición 'Franco, Victòria i República. Impunitat i espai urbà'. "El castillo ha perdido su valor militar. Y con ello queremos cambiar los derroteros de una política de divisiones y de rencillas, por una política de amor", se lee subrayado en el discurso, que está rodeado de recortes de prensa que informan de las últimas ejecuciones franquistas cuando en septiembre de 1975 murieron fusilados los militantes del FRAP, Xosé Humberto Baena, José Luis Sánchez-Bravo, Ramón García Sanz, y los de ETA, Jon Paredes, Txiki, y Ángel Otaegui.
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