RETRATO

Isabel Núñez, una mujer a contracorriente

José Luis Guerin, Itziar González, Julia Goytisolo y Anne-Hélène Suárez esbozan la magnética personalidad de Isabel Núñez

CRISTINA SAVALL / BARCELONA

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Existe una fotografía en blanco y negro de la escritora, traductora y activista Isabel Núñez (Figueras, 1957-Barcelona, 2012) que al cineasta José Luis Guerin le recuerda a Lauren Bacall en 'La senda tenebrosa' y 'El sueño eterno', películas de suspense de los años cuarenta. "Isabel era valiente, sensible, ecléctica, inteligente, bella, inconformista y con una voz de ensueño", define el director de 'La academia de las musas', que en enero llegará a las salas. Se conocieron a través de las redes sociales ("no es glamouroso, pero así fue") cuando ella buscaba un espacio para impartir un taller literario sobre correspondencias entre escritores, como las que mantuvieron Gustave Flaubert Georges Sand, pseudónimo de Amandine Aurore Lucile Dupin, baronesa Dudevant. "Le ofrecí el salón de mi casa con la sola condición de asistir. Así nació una fecunda amistad", desvela.

A Guerin y Núñez les unían las afinidades cinematográficas, la literatura clásica y la ensoñación de callajear. "Ella, igual que yo, miraba a través de las ventanas y se imaginaba otras formas de vida. Ella era una zahorí a la hora de intuir los espacios y, cuando escribía, los reinterpretaba con los posos legendarios de sus vivencias", describe Guerin, para quien la autora de 'La plaza del azufaifo' también era una retratista extraordinaria de personajes".

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"Era el tipo de mujer con el que yo soñaba a mis 15 años: extraordinariamente guapa y comunista

, aunque paseaba a caballo por la Bonanova", agrega Guerin.

SE MOVÍA COMO UN IMÁN

La arquitecta y activista Itziar González habla de la profunda mirada de Isabel Núñez sobre las calles y las plazas de Barcelona. "Se movía por la ciudad como un imán que atrae todo lo que vibra y cambia a su alrededor. Isabel tenía una visión periférica que arremolina todo lo sensual y lo arrastraba al centro íntimo de su escritura", asegura González, que conoció a Isabel a través de amigos comunes, cuando ella ya había contraído la enfermedad. Recuerda especialmente unas frases que la traductora dejó escritas sobre la ciudad: "Que la calle se quede sin ese árbol que salía del jardín, sin flores en la acera, sin ramas ni sombra, ¿a quién le importa?... Si la ciudad pierde cada vez más su belleza, su identidad histórica, su armonía arquitectónica, ¿a quién le importa?"

González subraya el concepto que Núñez tenía de micrópolis, "la política concreta de las pequeñas cosas". Y recuerda cuando la escritora insistía, también en 'La plaza del azufaifo', sobre que "no" nos debemos rendir. "La indignación y la necesidad de resistir siguen vigentes”, decía Núñez, un ser lleno de belleza y rebeldía. Un trazo de escritura enérgica y sensual sobre Barcelona, que en el fondo es el fruto rojo de nuestra ReVolta", concluye.

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Para su íntima amiga, Anne-Hélène Suárez, también reconocida traductora, Isabel era una mujer que irradiaba energía vital por todos sus poros, a la vez sensual y muy mental, extremadamente aguda, penetrante, y muy empática. "Eso le hizo vivirlo todo con una intensidad a veces hiriente y dolorosa, a veces profundamente gozosa, en comunión con las cosas. Como es natural, eso también se refleja en su literatura, en la que se encuentran tanto su compromiso político, su revuelta innata, su lucha y la aspereza de su avanzar a contracorriente, como su percepción fluida y sensorial de las cosas, su fusión con ellas", expresa Suárez. Sobre la escritura de Núñez, la sinóloga opina que su lenguaje es preciso y exacto, "cortante a veces como la punta de un diamante, tiene momentos de pura poesía, como de música líquida, como de brisa y de mar. Es una lástima que no haya podido seguir adelante".

Vanessa Núnezpsicoanalista y prima de la escritora, valora la entrega con la que Isabel escuchaba. "Tenía el don de entrar en el alma". Según su familiar, la bloguera se había construido un personaje al que recurría para narrar autoficción. "Vivía a través de la literatura", expresa, mientras describe a su prima como "muy femenina, sensible, vital, culta, cosmopolita, fuerte, sensual y muy generosa".

MUJERES REPUBLICANAS

Julia Goytisolo, exdirectora de Barcelona Film Comission, conoció a Isabel a través de la fotógrafa Colita, que la retrató desde su adolescencia. "A partir de entonces no paramos de escribirnos, además nuestros hijos iban a la misma escuela". Tras la muerte de la traductora, ella se encargó de administrar un blog dedicado a la autora. "Nuestra pasión era hablar de mujeres republicanas e intercambiábamos libros de María Lejárraga y de Elena Fortún, autora de 'Celia, lo que dice', con la que inició la serie literaria", cuenta. 

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Al novelista Enrique Vila-Matas le fascinaban las obras de Núñez. Suyo es el prólogo de 'La plaza del azufaifo': "Este libro debería dejar mudos de la sorpresa a todos aquellos que tan insensatamente hablan maravillas de Barcelona. Este libro habla de la otra ciudad, la que no llegan a ver nunca sus múltiples y entusiastas visitantes. Este libro quedará como uno de los testimonios más lúcidos de la destrucción general de Barcelona a principios del siglo XXI", escribió el autor de 'Viaje vertical' y 'Dublinesca'.

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