ERC y el gobierno municipal acercan posiciones para aprobar el plan de alojamientos turísticos

Colau cedería en la ampliación de los inspectores de pisos turísticos, Bosch en flexibilizar las consultas que reclama

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TONI SUST / BARCELONA

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A pocas horas para que el plan especial urbanístico de alojamientos turísticos (PEUAT) sea debatido y votado el miércoles en la comisión de Ecología y Urbanismo del Ayuntamiento de Barcelona, el gobierno municipal y el grupo de ERC han acercado posiciones en busca de un acuerdo que salve la regulación, aunque el acuerdo sigue sin concretarse.

Sobre la mesa están las dos reclamaciones del jefe de filas de ERC en el consistorio, Alfred Bosch, para respaldar el PEUAT. Una, la celebración de consultas ciudadanas sobre la continuidad de tres proyectos hoteleros: el de Rec Comtal, el de Drassanes y el albergue previsto en Vila Olímpica. La otra, la ampliación hasta un centenar de personas del cuerpo de inspectores de pisos turísticos ilegales.

RETIRADA DEL ORDEN DEL DÍA

Según fuentes de la negociación, las dos partes podrían acabar cediendo en algo. El gobierno municipal, aceptando doblar el número de los inspectores para acometer el plan de choque que Bosch reclama contra los pisos turísticos ilegales. Y ERC, transigiría con una forma de participación ciudadana que no se traduciría en las tres consultas aludidas, que el ayuntamiento considera inviables. Pese a los movimientos, el acuerdo estaba este martes por la noche todavía por cerrar.

El gobierno municipal insiste en que agotará todas las posibilidades de pactar hasta un minuto antes de la comisión de Ecología y Urbanismo. Si para entonces queda claro que los republicanos van a votar en contra, el PEUAT será retirado del orden del día y quedará en el aire. Quedarán entonces cinco semanas para el límite final. Pero nada apunta a que ganar tiempo suponga contar con más posibilidades de que fructifique el entendimiento.

Sin los votos de los republicanos se antoja imposible que el plan salga adelante. Y si no sale adelante el reloj iniciará una cuenta atrás: si el 24 de febrero no se ha aprobado, la rueda ya no podrá detenerse y la moratoria de alojamientos turísticos que rige en Gràcia -en concreto en el barrio de la Vila de Gràcia- se extinguirá, abriendo la puerta a un alud de solicitudes de licencias.

BOSCH Y ERC

En el seno del colauismo se afirma que las condiciones de última hora presentadas por ERC para avalar el PEUAT son asunto de Bosch, más que de su partido. El jefe de filas de los republicanos vive un desencuentro considerable con la alcaldesa, Ada Colau, desde que esta pactó en mayo con el PSC y lo convirtió en socio de gobierno. Los enfrentamientos han sido la norma desde entonces, en algunos casos de cierta envergadura, como sucedió con motivo de la exhibición de la estatua ecuestre decapitada de Franco en la exposición del Born.

Pero fuentes republicanas descartan que Bosch actúe como un francotirador solitario y todavía más que actúe de forma que desagrade al partido. ERC, dicen, da libertad de actuación al concejal, no cuestiona que plantee las consultas sobre los hoteles ni tampoco se lo ha ordenado. Al margen de estos detalles, es innegable que los republicanos y los comunes juegan enfrentados en otra liga, la del futuro político en Catalunya.

BUSCANDO UN CULPABLE

Si la negociación no fructifica, todo indica que empezará una caza de brujas multidireccional en busca del culpable. Porque de no aprobarse el PEUAT uno de los ejes del programa que llevó a Colau al consistorio se verá seriamente debilitado. Gobernar el turismo sin poder frenar el crecimiento de hoteles y pisos turísticos no parece fácil. Además, la alcaldesa vería incrementada la lista reciente de proyectos que no han logrado la mayoría: las ordenanzas fiscales y el plan de actuación municipal (PAM), que no lograron su aprobación, y los presupuestos, que verán la luz por la vía de una cuestión de confianza.

Es fácil predecir que si se impone el desencuentro, el gobierno municipal señalaría a ERC como responsable del marasmo. Pero no parece muy claro que en este caso asuma más riesgo de resultar erosionado el que está en la oposición que el que gobierna.