ENTREVISTA DE 1998

Bernardo Cortés : "No me gustaría sentar la cabeza"

Albert Garrido entrevistó a Bernardo Cortés cuando comenzaba a hacerse popular el personaje de Palomino en el programa de Andreu Buefuente. La pieza se publicó el el suplemento 'Verano' el 8 de agosto de 1998. 

Acepta alegremente que le llamen Palomino, su 'alter ego' en el programa de TV-3 'Sense títol s/n', con quien dice llevarse muy bien.

bernardo cortés

bernardo cortés / periodico

ALBERT GARRIDO / BARCELONA

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Bernardo Cortés es un ademán cargado de anillos, una enciclopedia de la poesía a pie de calle y un compendio impagable de buenos deseos. A este Bernardo no hay quien le contenga: lo mismo se marca un bolero que le dedica un soneto a García Lorca, un soneto escrito después del primer sueño, de madrugada, hora de verdades profundas en la que Bernardo se cuadra consigo mismo ante una hoja en blanco y allá va.

¿Qué prefiere: Bernardo o Bernardino? Bernardo, que es mi nombre auténtico.

¿Qué hacía usted antes de dedicarse a cantar? En el año 50 tuve la suerte de ganar el campeonato de mecanografía de Jaén con 530 pulsaciones por minuto con la Hispano Olivetti M 40. A partir de entonces me salieron bastantes trabajos de mecanografía.

También fue hombre de negocios. Bueno, yo me vine de Jaén de emigrante y me marché de emigrante: estuve en Francia, en Bélgica y, sobre todo, en Suiza, durante ocho años. Cuando regresé, puse una empresa de derribos y excavaciones, pero a raíz de que mi socio tuvo un accidente laboral, el negocio fue mal.

Entonces se produjo su cambio. Fue cuando me acordé de que había visto la tuna en la Barceloneta y pensé: ahora que estoy un poco decaído y en estas condiciones bastante deplorables, lo mejor que puedo hacer es crear un personaje como el que yo había pensado cuando era joven. Y de ahí surgió el Bernardo de la Barceloneta, lo de cantar por los chiringuitos. De día cantaba y de noche escribía.

¿Cuando empezó a escribir? Ya escribía cuando niño. Tenía algunas cajas escondidas con mis poesías, porque a nadie le gusta demostrar sus sentimientos, pero ante la fuerza mayor de lo que sucede en la vida, opté por lanzarme.

De empresario, ¿se comportaba como ahora? Mi carácter siempre ha sido el mismo. Mis principios siempre han sido los de la espiritualidad que llevo dentro.

¿En qué consiste esa espiritualidad? Mis principios son, por ejemplo, no quieras para los demás lo que no quieras para ti. Por ejemplo, soy un poco de Santa Teresa de Jesús, que decía que Dios está en todos los pucheros. Soy de aquel Cristo que anda descalzo por los caminos.

¿Dónde se inspira? A mí me inspira el otro yo del ser humano, que todos llevamos como un misterio sencillo. Es el otro yo de un hombre o de una mujer, de un niño o de una niña, cuando se queda desnudo por la noche y piensa qué ha hecho mal y qué ha hecho bien durante el día. Todo eso influye si eres un poco contemplativo, como digo yo.

¿Va usted de místico? Sin darme cuenta, me voy a lo místico, pero también me voy a lo sencillo de la vida.

¿Qué tiene que ver la mística con el bolero? Ocurre que cuando el poeta escribe da un trozo de su corazón. Y ocurre que cuando encuentra un ratillo libre, lo que quiere es jugar. Y ése es el recreo de Bernardo, el Bernardo cantante que han divulgado los medios de comunicación y que yo admito con cariño.

¿Le toman en serio? La gente nota que en el fondo hay algo que no es una broma hortera. Cuando me dicen adiós, hay un porcentaje muy amplio que me lo dice con cariño, de corazón.

{"zeta-legacy-video":{"videoId":"1371020"}}¿Cómo le ven sus nietos? Muy bien, muy bien. Al mayorcillo le da un poco de reparo verme por televisión, por su carácter más bien retraído. El otro tiene un carácter más decidido y me dice "yayo, yo voy contigo".

Usted, ¿se toma en serio a sí mismo? Ese personaje que me he creado con simpatía lo tenía desde niño en casa y en todos los sitios.

No es de diseño. No, no; no es adulterado.

¿Se tiene un poco por un niño? Sí. Incluso mi mujer, a veces, me dice: "¿Cuándo vas a formalizarte?" Si hay salud, hay buen carácter, y yo hago siempre las cosas con simpatía. Lo que digo, lo siento; no hay hipocresía.

Usted no quiere ser una persona formal. No, quiero ser como soy.

No pretende sentar la cabeza. No, no me gustaría sentar la cabeza por una cosa muy fácil: porque dentro de esa broma que llevo dentro, soy más formal de lo que la gente se cree. Cuando me acuesto y me encierro conmigo mismo, digo mis oraciones como cualquier ser humano.

¿Es muy religioso? La religión me ha influido mucho porque ha sido el camino para poder decir, por ejemplo: Yo sé ser quien soy/ y sé a quién se lo debo,/ no sé a dónde voy,/ sé de dónde vengo....

¿Ya se le ha pasado el enfado por el derribo de los chiringuitos? ¡Hombre!, es que desapareció el lugar en el que me ganaba el sustento. Pero un profesor de literatura amigo mío me dijo entonces que Dios provee. Yo pensé: "Vamos a ver". Y aquí estoy.

¿Cuál es su ocupación actual? Noto que la gente me quiere, que les gusta el programa del amigo Andreu Buenafuente. Con eso, con la edad que tengo, lo feíllo que soy y lo poco que creo que me merezco, para mí es suficiente.

¿Por qué está siempre con eso de que es feo? Bueno, porque me miro al espejo y me pregunto cómo la gente está por mí.

¿Cómo se lleva con Palomino? Muy bien. La gente me ve por la calle y me dice "Adiós, Palomino", y yo contesto "Adiós, adiós".