'A relaxing' clase de inglés

GRUPOS DE INGLES

GRUPOS DE INGLES / periodico

PATRICIA CASTÁN / BARCELONA

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Con "a beer", "a glass of wine" o "a 'relaxing' cup of café con leche" de por medio, el inglés parece fluir mejor en Barcelona. Con un 80% de las ofertas de empleo para puestos medios y altos exigiendo el idioma de moda, con un peso cada vez mayor del turismo en la economía barcelonesa y una mayor hambre viajera de los catalanes... parece lógico que por fin exista concienciación de aprender a toda costa la lengua estrella para desenvolverse laboralmente y en el extranjero. Más allá de la fiebre de cursos intensivos y 'lowcost', del aprendizaje digital y de nuevos métodos más o menos efectivos, los aprendices -sea cual sea su nivel- se han dado cuenta de que lo importante es soltarse a nivel de conversación, lo que ha propiciado un auténtico 'boom' de grupos de charla en bares de toda la ciudad y en actividades de toda índole ejecutadas ahora en inglés de la mano de las redes sociales.

Dos herramientas han sido claves para el éxito de esta fórmula: el desembarco de estudiantes extranjeros y de profesionales que vienen temporalmente a Barcelona, y la aparición de las webs que permiten la creación de grupos abiertos. Los primeros han multiplicado las quedadas para el intercambio de inglés-español que favorece la enseñanza mutua y gratuita; los segundos han ampliado infinitamente las posibilidades de reunirse cualquier día de la semana y en distintos ámbitos para practicar la lengua de Shakespeare.

EL FACTOR CRISIS

La crisis ha sido el factor definitivo para el impulso de los grupos de conversación de idiomas, animando al aprendizaje a los que no tienen presupuesto para un método reglado o a los que ahora disponen de más tiempo libre. Las mesas y barras de bares y restaurantes de Barcelona ejercen tanto de plataforma para quienes sí tienen formación previa académica pero no se atreven a soltarse en el cara a cara o desconocen los giros coloquiales, como para quienes tienen alergia a las escuelas y sus métodos más o menos ortodoxos y lo que pretenden es desenvolverse en el día o relacionalmente para viajar o tratar al turista en Barcelona.

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"Decenas de organizadores","text":"\u00a0orquestan los grupos gratuitos\u00a0a cambio de comisi\u00f3n de la facturaci\u00f3n en los locales\u00a0o por cada cliente que se aporte"}}

El método no es nuevo. Hace años que algunos profesores tratan de llevar la enseñanza al ring de la conversación cotidiana, buscando espacios de relación. Gary Walker fue el pionero o uno de ellos en la capital catalana, cuando hace 22 años se dio cuenta de que los alumnos necesitaban soltar la lengua más allá de las aulas. Empezó con cenas en inglés, luego le siguieron los grupos de conversación en algún bar, o los desayunos. Su English Speaking Club ha recorrido varios locales, tratando siempre de fidelizar las ubicaciones para que las convocatorias sean más sencillas. Pero ahora asiste a una efervescencia que le deja perplejo.

ENSEÑANZA NO REGLADA

“La crisis ha llevado a muchos profesores sin trabajo o a gente que habla inglés sin título a enseñar de esta manera, porque para hablar no se exige preparación”, al contrario que en un centro de enseñanza reglado, explica. Internet ha hecho el resto, en el último año florecen grupos de la red de la web relacional Meetup para aprender idiomas de forma desenfadada. Tanta competencia, que Walker está vehiculando sus actividades por otras vías para evitar ser clonado por los recién llegados.

En este caso, cuando hay un desayuno se pagan 7 euros, y las cenas en inglés van de 16 a 25 euros. Cuando se trata de grupos de conversación sin obligación de consumir nada, el club cobra 4 euros por 1,5 horas y un máximo de ocho integrantes, donde el profesor corrige. Un encuentro así se produce cada miércoles por la mañana en Cal Ministre, en Sagrada Família. Las clases de intercambio lingüístico son gratuitas, pero en opinión del este especialista se corre el riesgo de que algunos tengan más ganas de ligar que de aprender.

Las fórmulas con docentes titulados son mínimas. También las imparte Suzanne Fennely desde Inglés Activa, donde en paralelo a sus clases formales suele organizar actividades, desde caminatas a desayunos o encuentros en bares para profundizar en la expresión oral. "Usar el idioma que se está aprendiendo es clave", proclama.

QUEDADAS INFORMALES

Pero lo que desborda los portales de encuentros y Facebook son las quedadas más informales. Se abre una megaconvocatoria (tras otra) y acuden los interesados. En general, un promotor con dominio de idiomas ejerce de organizador para canalizar la interacción de los asistentes. Escogen distintos establecimientos según los acuerdos a los que llegan con los locales, una comisión por asistente o por facturación en bebidas o comidas... No hay una única receta.

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Un caso especial es el del Bar Berenjenal (Diputació, 215), fundado hace poco más de un año por el catalán Dysart Aymerich y la ucraniana Nataliia Komashko. Quisieron crear un espacio que ejerciera de punto de encuentro social, “como el Propaganda de Moscú”, y encontraron en los grupos de intercambio de idiomas un vehículo para fidelizar al público. El idioma es el pilar, pero “mucha gente necesita un espacio de relación”, dicen, rodeados de unos 70 participantes esa noche. Tanto quien busca amistades en Barcelona, como la tromba de extranjeros que llegan perdidos a la ciudad y buscan barceloneses que les integren un poco en la cultura local.

Para articular las veladas, que comienzan a las ocho y llegan a durar cuatro horas, ahora cuentan con Sue, de Languages & Friends, con larga experiencia en las sesiones que durante años acogió el bar The Philarmonic, muy cerca. La joven lleva 5 años trabajando con grupos, aunque ahora ha visto cómo el fenómeno se disparaba. “Muchos quieren grupos para poder llenar sus locales entre semana”, relata. Su sistema se estructura en mesas donde durante dos horas se alternan 15 minutos de inglés y 15 de español con un gong, acompañado de una rotación de sillas cada media hora para que la gente cambie de interlocutores.

CONSUMICIÓN OBLIGATORIA

Es común que el 60% de público sea español y el resto foráneo. En el intercambio no importa si hay alemanes o suecos, por ejemplo, porque dominan el inglés. Los hoteles son otro punto de Encuentro, Sue ha articulado grupos los lunes en el Renaissance, y en breve vuelve a orquestarlos en el Hotel

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Gallery. En estos casos, con consumición mínima obligatoria.

Un viernes por la noche, la interacción está asegurada también en el bar de la Estació de França, donde Aina Posa vertebraba hace una semana un grupo de 85 personas con The Fridays International Exchange Barcelona, creado hace año y medio. Esta profesora de español vivió muchos años fuera y a la vuelta buscó intercambios para practicar inglés. Por Facebook acabó montando los encuentros, hasta que en unos meses llegó a mover a 200 personas por cita. Las convocatorias son gratis, con mayoría de treintañeros y posibilidad de seguir la velada con 'disc-jockeys'. No impone reglas. Se charla de pie, sentado, con quien se quiere, o solo se escucha hasta coger confianza... “Se mejoran los idiomas pero también se hacen amigos”. Para verano prepara actividades de paddle en inglés.

TAPEO BILINGÜE

No es lo único que puede hacerse mientras se domestica el ansiado acento 'British'. Por internet es fácil contactar con grupos de 'running', de cocina, de rutas de cervezas, de salidas de tapeo, de noches de fiesta… todo bilingüe y abierto. Y también con crecientes opciones en francés o italiano, de menor tirón.

En Barcelona hay planes diarios para practicar lenguas. International Meeting of Barcelona es una de las opciones del jueves en el bar Polaroid de la calle de Codols, y Language Exchange Barcelona-Tandem ofrece variadas convocatorias diversos días a la semana, en el Bar7 de la calle de Aglà, con decenas de inscritos en Facebook, o en el Monkey Factory (Còrsega), o en el resataurante Pasa Tapas, entre un sinfín de posibilidades, grupos y locales organizadores. En formato cerrado, también los hay hasta con componentes solidarios, como en el Café Just, en la calle del Sotstinent Navarro, donde hay una sesión matutina los martes para quienes acuden al comedor social y quieren aprender inglés básico y, sobre todo, buscan el calor de una charla.