LA PARIDAD EN EL TRANSPORTE PÚBLICO

Ellas nos transportan

Experiencia Soraya Nivera, al volante de un autobús de TMB, el lunes pasado.

Experiencia Soraya Nivera, al volante de un autobús de TMB, el lunes pasado.

EVA PERUGA
BARCELONA

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La semana pasada cumplió cinco años al volante de los autobuses de Barcelona. Soraya Nivera, de 34 años, todavía es minoría. Según los datos de octubre facilitados por Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB), hay 149 conductoras y 2.673 conductores de buses capitalinos. Nivera es hija laboral de las iniciativas de TMB para estirar la cifra de conductoras que, en el 2005, era de 65. Recuerda perfectamente cuando la llamaron para integrarse en el proyecto para feminizar el transporte público de la ciudad. Estaba embarazada.

Aunque nunca pensó en una salida profesional como esta, la reacción de la empresa antesu circunstancia y la estabilidad económica que le ha supuesto este trabajo dice que la llenan de satisfacción."Cuando me llamaron, estaba embarazada. No tuve problemas e ingresé al cabo de unos meses tras el permiso de maternidad",relata. Tiempo después, se separó. En esa ocasión, explica que también contó con el apoyo de la empresa de transportes y logró el cambio de horario que solicitaba.

Las dificultades

Los horarios y las jornadas laborales prolongadas y nocturnas de este sector son las causas principales que frenan la incorporación de las mujeres a una tarea considerada socialmente como masculina."La sociedad no ha evolucionado en ese aspecto. Cualquier persona puede conducir un autobús. Es un problema de la mentalidad",concluye Nivera, que en su trayectoria como conductora solo se ha topado con un problema con el pasaje. Las personas que conducen autobuses no disponen de protección física ni tampoco gozan del estatus de agente del orden, que sí tienen en el metro. Una petición solicitada por los sindicatos. Óscar Mellado, del sindicato CGT, apunta a«las tallas de los pantalones»y«la necesidad de más lavabos» como los inconvenientes que se plantearon con la integración de las conductoras a los buses.

La exconductora de metro y ahora responsable sindical de UGT Catalunya Núria Gilgado añade que el parón en la contratación en este sector"ha paralizado la incorporación de mujeres". En el capítulo de las quejas, Gilgado puntualiza que hombres y mujeres son víctimas por igual "del incivismo ciudadano".Como en otras profesiones, las instalaciones en los metros y en las cocheras se adaptaron a la presencia de las mujeres que, además, requieren de otras necesidades que los hombres mientras desempeñan su trabajo.

La responsable sindical aborda el tema del embarazo como uno de los que todavía centra las disputas, precisa, especialmente"con las empresas de tranvía". En el metro, está acordado el cambio a otro destino por la peligrosidad de las vibraciones, asegura Gilgado. Claro que hay 760 mujeres y 715 hombres en la categoría de Agente de Atención al Cliente, la figura polivalente que aúna la conducción y la atención al usuario del metro.

La creación de esta categoría llevó la paridad a la conducción dado que supuso el trasvase de las féminas desde las taquillas al volante. Cuando en 1924 entró en funcionamiento la primera línea, entre Lesseps y plaza de Catalunya, ellas eran la mayoría del personal. Ahora han entrado en las cabinas, donde la conducción es automática y solo se usa una palanca en circunstancias como unas maniobras. El vuelco se ha dado en pocos años: en el 2005 todavía eran 230 mujeres frente a 451 hombres.

Gilgado, que entró en el metro hace seis años, constata que hay más mujeres que hombres en las pruebas de selección. En el servicio subterráneo es habitual encontrarlas en todas las áreas y las escalas aunque en algunas, como mantenimiento, sigan siendo minoría. Para la CGT, la batalla está en la conciliación que, indica,«no se cumple y afecta más a las mujeres».Fuentes del TMB lo niegan. Incuestionable es la ausencia de trabas a que ellas nos transporten.