La promoción económica de BCN

Ejes turísticos y hoteleros se alían para flexibilizar el horario comercial

Dos jóvenes de tiendas por el Portal de l'Àngel, entre un alud de paseantes.

Dos jóvenes de tiendas por el Portal de l'Àngel, entre un alud de paseantes.

PATRICIA CASTÁN
BARCELONA

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Entre el blanco de quienes quieren liberalizar horarios comerciales y el negro de quienes rechazan de plano ganar ni una hora más de apertura de tiendas en pos de un modelo de comercio tradicional, hay un abanico de grises que por fin comienza a tomar forma en Barcelona y, en consecuencia, a ganar adeptos. La espinosa polémica, en la que las administraciones autonómica y local juegan a menudo un papel ambiguo para no ser políticamente incorrectos, va camino de esclarecerse por vía de un diplomático manifiesto que clama por la realización urgente de un estudio sobre el impacto que tendría la liberalización, y un comparativo sobre las realidades de otras ciudades europeas que aplican la medida. El documento, que está circulando entre las grandes entidades comerciales de la metrópolis catalana, ha logrado ya el apoyo de los grandes ejes turísticos. Es decir, de Barna Centre, Pelai Centre, Diagonal Centre, Amics i Comerciants de la Rambla, Amics del Passeig de Gràcia y Rambla de Catalunya entre otros, con el añadido del poderoso Gremi d'Hotels de Barcelona.

Llegar al texto definitivo no ha sido fácil y nadie se atribuye la autoría. La petición directa de una mayor flexibilidad horaria generaba reticencias en muchas asociaciones, en cuyo propio seno hay voces discrepantes. Muchos son conscientes de que el empuje turístico de la ciudad y el creciente volumen de gasto de los viajeros invitan a ampliar horarios comerciales para ganar parte del pastel. Pero también saben que la apertura indiscriminada no funcionaría, porque el objetivo esencial de liberalizar no sería vender más en general, sino vender más al turista efímero, que si no compra el domingo no tendrá, posiblemente, más días para hacerlo, argumentan. Fuentes de uno de los colectivos destacan que el escrito es lo bastante «diplomático» para lograr el apoyo casi unánime de las asociaciones de comerciantes con más peso turístico de la ciudad. Se trata de abrir una puerta a cifras y datos objetivos que arrojen luz al debate.

Hasta ahora, el gran frente opositor lo dibujan los 17 ejes comerciales de barrio integrados en la Fundació Barcelona Comerç, que rechazan abrir más horas y temen que se generen cierres y pérdida de empleos.

INFORME INDEPENDIENTE / En este sentido, el manifiesto, al que ha tenido acceso este diario, reclama «una reflexión profunda, analizada y objetiva por parte de todos los implicados» que permita «la realización de un estudio independiente que valore el grado de afectación socioeconómico que la liberalización de horarios comerciales puede tener para Barcelona», así como un cuadro comparativo con otros casos. El texto alude a aclarar la situación, pero ya en sus consideraciones previas habla de «adaptarse a las exigencias de la demanda comercial, derivadas de la fuerte crisis, que permitan a nuestro país optimizar y potenciar los recursos propios». También insiste en que el turismo ha contribuido a potenciar el tejido comercial local y arremete contra la prolongación en el tiempo «de un debate falto de datos objetivos» que conduce a la «pérdida de oportunidades».

En el manifiesto se «constata», con habilidad, cómo en un escenario de «contención» de consumo local hay que favorecer «nuevos escenarios»; se recuerda que los últimos dos años la ciudad ha recibido más de 7,4 millones de visitantes y se enfatiza que estos gastan en la capital catalana con tarjeta de crédito 2.384 millones de euros al año. Sin dejar de destacar que el 76% de visitantes son de clase alta-media y su edad media es de 42 años, «vinculada a mayor poder adquisitivo y de gasto». Como guinda, se puntualiza que la medida (la liberalización) puede «incentivar la creación de empleo».

DECIDIENDO / En las últimas semanas los ejes comerciales más turísticos ya han suscrito el manifiesto, mientras que Comertia (Associació Catalana de l'Empresa Familiar de Comerç), lo está estudiando, aunque en diversas ocasiones ya ha defendido hacer un informe objetivo sobre las ventajas (o no) de ampliar horario. También está en fase de decisión el Gremi de Comerç Tèxtil i Sastreria, entre otros. Los firmantes, empezando por el Gremi d'Hotels, cuyo presidente, Jordi Clos, ha reiterado la conveniencia de abrir en algunas zonas para dar respuesta al auge turístico de la ciudad, e incluyendo a los responsables de Pelai, paseo de Gràcia, Barna Centre y demás implicados entrevistados por este diario, creen que la ciudad necesita datos para tomar una decisión en firme e insisten en que la apertura no sería indiscriminada en toda la urbe ni los 365 días del año.

Como ejemplo aluden a la experiencia de otras ciudades europeas de las que se puede aprender y mejorar su fórmula. Y ponen el dedo en la llaga: en Barcelona hay que exprimir a fondo el turismo, la única vaca gorda del 2013.