INCIDENTES REPETIDOS EN UNA FINCA DETERIORADA

«El edificio está podrido»

Deterioro 8Vigas instaladas para paliar la degradación de la estructura en el bloque de Venus, ayer.

Deterioro 8Vigas instaladas para paliar la degradación de la estructura en el bloque de Venus, ayer.

MIREIA MOYA
SANT ADRIÀ DE BESÒS

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La angustia no da tregua a los habitantes del número 9 de la calle de Venus, de Sant Adrià de Besòs. El edificio más degradado del barrio de La Mina, un bloque que se tendría que haber derribado hace 13 años según se establecía en el plan de transformación del barrio, ha vuelto a sembrar el temor y la alarma entre sus vecinos después de que el pasado 31 de julio por la tarde se desprendiera parte del techo de la portería debido al mal estado de la finca y a las humedades. Por suerte el derrumbe no causó ningún herido y solo provocó un gran sobresalto en el testigo que presenció el suceso, un vecino que regresaba a su casa después de reunirse con un par de amigos y que cruzó el rellano en el momento en que varias capas del revestimiento superior del inmueble se vinieron abajo a escasos centímetros de él.

«Oí un gran estruendo y vi cómo los cascotes caían de golpe a mi lado. No me atraparon de milagro, pero cuando pienso que podrían haberse desplomado encima de mis hijos se me revuelve todo», explica Rafa, el único testimonio. Él forma parte de una de las más de 200 familias quejosas que aún cohabitan en la finca rebautizada por algunos vecinos como«la bomba de relojería». Muchos habitantes llevan años denunciando las malas condiciones en las que se halla el bloque y han aprovechado el accidente para redoblar las críticas.«La mayoría de las instalaciones eléctricas están quemadas, tocas cualquier cañería y se transforma en arenilla, las paredes se desprenden solas por la humedad y hay cortes de luz constantemente. Está lleno de ratas y por la noche no se puede dormir por culpa de los bichos. A veces incluso voy con mascarilla porque soy asmática y me pongo enferma. El edificio está podrido», narra una propietaria que lleva 30 años en el mismo piso. Su relato, como el de la mayoría de historias vecinales del bloque, es siempre el mismo:«Me gustaría marcharme pero no puedo porque no tengo dinero», confiesa.

La problemática se originó en el año 2000, cuando el inmueble pasó a ser zona verde, una calificación que perseguía su derribo y el consiguiente realojo de sus habitantes en nuevas viviendas como parte del plan de transformación de La Mina para regenerar la zona, pero las expectativas se truncaron porque los vecinos y el Consorcio de La Mina, el órgano encargado de la gestión del proceso, no llegaron a ningún acuerdo concreto. A fecha de hoy muchas familias aún no se han podido trasladar porque no reúnen los 35.000 euros de diferencia necesarios para comprar las nuevas viviendas, una suma exigida para efectuar el realojo dado que el valor de sus pisos, 80.000 euros, es muy inferior al de las nuevas, aunque muchas voces no se han cansado de pedir el piso por piso sin éxito.

A raíz del incidente de finales de mes, Santi Vila, elconsellerde Territori i Sostenibilitat, visitó el rellano para conocer los hechos. Después de analizar la situación, tanto el ayuntamiento como los habitantes concluyeron que el derribo sería la mejor solución para resolver el conflicto, pero como los propietarios no disponen de recursos la posibilidad de la rehabilitación ha empezado a cobrar fuerza. La respuesta que ha dado el Consorcio de La Mina es similar.«Aún no hemos adoptado ninguna determinación y estamos barajando sendas opciones pero está claro que el tema de Venus no se puede demorar más», han asegurado fuentes del organismo.