SENTENCIA POR UN DELITO CONTRA EL MEDIO AMBIENTE

Dos años y medio de cárcel para la dueña de un bar de BCN por contaminación acústica

La acusada deberá indemnizar a la familia que sufrió los ruidos provinientes de los aparatos de música

J. G. ALBALAT / BARCELONA

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La jueza de Barcelona Maria Àngels Falip Ibarz ha condenado a dos años y medio de prisión a Esmeranda S. R, la dueña del bar Los Tres Soles, sito en la Rambla de Guipuscoa en el barrio Sant Martí, por los ruidos generados por los equipos de música del local, que, diariamente y en horario nocturno, llegaron a superar el doble del límite máximo permitido. Se le atribuye un delito contra los recursos naturales y el medio ambiente y le impone además una multa de 3.420 euros.

La dueña del local, de origen dominicano, deberá indemnizar también con 9.000 euros a una familia, con un hijo de apenas un año. La jueza considera que la acusada violó su intimidad al someterlos "de forma tan prolongada en el tiempo" a niveles de ruido que superaban el doble de los límites máximos. Apelando a la jurisprudencia, la magistrada mantiene en su sentencia que "la saturación acústica puede suponer una violación del domicilio, como ámbito reservado para la intimidad personal y familiar (...), dado que el libre desarrollo de la personalidad queda afectado".

Quebranto de la salud física y psíquica

En el caso "Los Tres Soles", añade la resolución, la familia que vivía en la planta superior al local padeció "un claro quebranto tanto a su salud física como un padecimiento psíquico injustificado", por el que deben ser indemnizados, al haber tenido que soportar "a todas horas y todos los días de la semana, laborables y festivos, una constante perturbación de la normalidad tranquilidad de su vida".

Según la sentencia, la acusada Esmeralda S. instaló en el local que regentaba una minicadena, un DVD, una mesa de mezclas, un ordenador portátil y varios altavoces que emitían música mientras permanecía abierto el bar, que de forma reiterada cerraba fuera de las horas autorizadas. Entre los años 2008 y 2010, el Ayuntamiento de Barcelona incoó dos expedientes administrativos sancionadores por actividades no autorizadas y por contaminación acústica, que se le archivaron al subsanar las irregularidades detectadas. A raíz de las quejas de los vecinos, en febrero de 2010, la autoridad municipal volvió requerir a la propietaria del local para que lo acondicionara con el objeto de reducir los ruidos y molestias, aunque la procesado hizo caso omiso.