La doble vida de los auriculares del Bus Turístic

La iniciativa de la Fundació Rubricatus de El Prat de Llobregat (Baix Llobregat), que atiende a discapacitados intelectuales, tiene esa hermosura propia de las cosas sencillas. La entidad ha logrado dar una nueva oportunidad a un objeto cuyo destino era simplemente acabar sus días convertido en un residuo.

Así fue cómo los auriculares que reciben los turistas para seguir las explicaciones de las visitas guiadas del Bus Turístic público han dejado de ser un desecho para, gracias a un reciclaje, transformarse en un producto solidario: un 'lanyards' que es como se conoce en el sector a las cintas para sujetar las credenciales de congresos y reuniones de empresas. Esta iniciativa se explicó en una jornada sobre 'Bones pràctiques de cooperació entre entitats socials i empreses del sector turístic', celebrada en Barcelona y organizada por la Taula del Tercer Sector. 

La doble vida de estos auriculares comenzó hace un año, cuando Jordi F., un chaval del centro de trabajo Tesiprat de la entidad subió al bus con unos familiares que visitaban Barcelona. Recibió, como todos los pasajeros, los dispositivos y,  al finalizar la visita guiada,  comprobó que no había ningún recipiente para tirarlos y observó cómo los turistas los arrojaban encima de las marquesinas de las paradas.

La imagen de los postes repletos de auriculares le impactó tanto que cuando llegó a la fundación fue lo primero que explicó. Y ahí comenzó la tarea para darle una utilidad a los dos millones de auriculares que les regalan cada año a los pasajeros del bus cuando compran el tícket y que, según los cálculos de Rubricatus, si no se reciclaran generarían 11 toneladas de desechos.

La fundación, con la explicación de Jordi, contactó con Transports Metropolitans de Barcelona (TMB) y Barcelona Turisme, que gestionan el Bus Turístic, para ver qué hacían con el material desechable. “Nos explicaron la magnitud del problema que tenían y que pese a que retiraban a menudo los dispositivos de los postes no tardaban en llenarse de nuevo. Incluso había comentarios sobre el tema en las redes sociales”, recuerda Jordi García Castillo, gerente de Rubricatus.

CONTENEDOR

Primero, "conseguimos que colocaran un pequeño contenedor para tirarlos porque no había ninguno. Con esta medida se evitó que los turistas los abandonaran en las marquesinas. Después pedimos que nos cedieran ese material y comenzamos a buscar ideas para rentabilizarlo”, añade García Castillo. Pensaron en fabricar productos de bisutería, pero no acabaron de ver clara esta apuesta, hasta que un día tras múltiples reuniones entre la empresa y la fundación se encendió la bombilla: tenía que ser algo relacionado con el turismo, un sector conocido por la Rubricatus porque ya son veteranos en el servicio de 'catering'. 

La idea que comenzó a florecer hace un año ya es una realidad. Los 'lanyards' reciclados se presentaron en público hace un par de meses en una jornada organizada por una entidad social. Ya se han comercializado  5.000 unidades a 1,30 euros la acreditación completa, el cordoncillo y el plástico donde se coloca el nombre del participante en la reunión. Lo mejor de esta historia es que se ha conseguido la reinserción laboral de cinco personas discapacitadas, una cifra que aunque parezca insignificante supone un gran triunfo porque afecta a un colectivo "donde unicamente trabajan dos de cada 10 personas en edad laboral", concluye García Castillo.