LA CIUDAD INACABADA

El Detroit catalán

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HELENA LÓPEZ / BARCELONA

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El crujir de las ruedecitas sobre la acera es muy distinto cuando entran que cuando salen. A la llegada avanzan lentamente, por el peso de los viejos electrodomésticos que sobresalen del carrito. A la salida, en cambio, la ligereza de los carros vacíos, preparados para rastrear de nuevo la ciudad, hace que deslicen mucho más rápido sobre las baldosas rotas. Crec-crec-crec-crec. Si hay un lugar que conocen bien los recogedores de chatarra, hombres y mujeres, blancos y negros, ese es este tramo de la calle de Pere IV, entre el parque central del Poblenou y la Rambla de Prim. Una de las zonas con un aspecto más desolador de la ciudad, un reguero de naves en ruinas y solares abandonados, que hacen de la cara B del 22@ el Detroit de Sant Martí. Terrenos que la reciente aprobación del Plan Especial Urbanístico de Alojamientos Turísticos (PEUAT) ponen en el punto de mira de los inversores del sector, ya que es el lugar más goloso en el que aún pueden construirse hoteles. 

En el extremo Besòs sobrevive algún pequeño comercio, contagiado por la trama comercial del Besòs. Una farmacia y una tienda de animales. A pocos metros, el páramo. Ca l'Isidretuna promoción municipal, se yergue entre la nada en el lado de montaña del eje, entre las calles de Puigcerdà y Josep Pla. El característico cartel amarillo que señaliza las obras públicas anuncia -ya se podría decir que miente- que estarán acabadas en el segundo semestre del 2015. Están muy avanzadas, pero aún se trata de un edificio inacabado. El mismo cartel anuncia que se están construyendo 29 viviendas para personas mayores, 54 viviendas en derecho de superficie, un 'casal' para personas mayores, un 'casal' de barrio y dos plantas de aparcamiento subterráneo. Una voz municipal asegura que el equipamiento, que tiene vocación de "faro público" en el resurgir del eje, estará en funcionamiento este junio. 

A la misma altura, en el lado mar, un inmenso solar vacío, protegido por una chapa metálica que esconde su desértica esencia. En esos terrenos se levantaba hasta hace pocos años las viejas fábricas que acogieron Ca l'Àfricael último gran asentamiento de jóvenes subsaharianos de la ciudad, donde vivían y trabajaban -ya sea con la chatarra, ya sea en diversas disciplinas artísticas- hasta 300 personas. Hoy es un gran solar. Un cartel anuncia la venta de parcelas con un teléfono empezado en 91. "La propiedad ya ha comenzado a hacer movimientos para reparcelar los solares. Tienen interés en empezar a construir", señala la misma voz municipal, quien asegura que este año empezará la transformación del lugar. Hay en marcha -prosigue- un fuerte movimiento de inversión urbanística. Treinta millones en los próximos dos años, en las calles del entorno -Marroc, Tànger...- y en la propia Pere IV, en el 2018.  

MÁS ALLÁ DEL DISTRITO TECNOLÓGICO

Esbeltas chimeneas de ladrillo sembradas a lo largo del tramo recuerdan el pasado industrial del lugar, entre la chatarrería Sánchez y la chatarrería Fernández, los negocios hoy por hoy que generan más movimiento en la zona, la parte del 22@ pendiente de desarrollar. El nuevo consistorio, que acaba de hacer pública su intención de volver a liderar desde lo público el lento despliegue del distrito tecnológico, ve esta trama de la ciudad inacabada como una oportunidad. "No se trata de renunciar a la idea de distrito tecnológico, pero estos espacios vacíos pueden ser una oportunidad, también, para el desarrollo de proyectos cooperativos y de economía social y solidaria, en los que estamos trabajando. No son incompatibles", señala la teniente de alcalde y concejala de Urbanismo Janet Sanz, quien afirma también que, pese a que el PEUAT permite la apertura de hoteles en lugar, "Pere IV no se va a convertir en el paseo de los hoteles". "El PEUAT está muy estudiado y hay muchas limitaciones. Se podrá abrir algún hotel, pero eso, alguno", concluye la edila, quien añade el compromiso de ir de la mano con la Taula Eix Pere IV, "un referente de participación vecinal".

En el extremo Poblenou del tramo, La Escocesa y Ca L’Alier se presentan como modelos de un futuro renacimiento del eje. Las casitas tapiadas en la manzana de fábrica de creación están pintadas de colores, con artísticos murales que apuntan hacía lo que algunos sueñan para el lugar, una zona por reinventar. en la otra acera avanzan las obras de Ca L'Alier, el único nodo del 22@ clásico que por el momento va tomando forma en esta zona. Unos trabajos -reconvertir la vieja fábrica en un centro de estudios de las 'smart cities'- en cuyo cartel amarillo tiempo atrás se anunciaba “fecha de finalización: julio del 2016”, anuncio que fue tapado por un mucho más realista: “fecha de finalización en revisión”. Como en revisión está el conjunto de la calle.