Desnudando la revista 'Playboy'

El CCCB repasa la influencia de los artículos de fondo de la revista, y no es un chiste, sobre la cultura del siglo XX

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CARLES COLS / BARCELONA

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Hugh Hefner publicó el primer número de 'Playboy' en diciembre de 1953 y en los años 60 dirigía ya un imperio. El mérito añadido es que lo hacía desde una enorme cama, su mullido despacho en la Mansión Playboy de Chicago. Sí, de él se afirma que cosificó a las mujeres o algo mucho peor, porque las orejas de conejo y la cola esponjosa eran una idea realmente ridícula, vista con perspectiva. Menospreciar por ello la contribución de Hefner a la cultura del siglo XX sería, según Beatriz Colomina, un monumental error.

Esta arquitecta y profesora de Pricenton es la responsable del discurso narrativo dedicado a 'Playboy' en el CCCB. En colaboración con estudiantes de su universidad, se sumergió en las páginas más antiguas de la revista y descubrió allí que 'Playboy' dio voz antes que nadie a arquitectos con propuestas radicales que después consolidarían internacionalmente su nombre. De acuerdo, acepta Colomina, en las páginas centrales estaban las buscadas ‘playmates’, mujeres hermosas ligeras de ropa para miradas rijosas, pero realmente los artículos de fondo de la revista eran interesante.

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"La tesis de la profesora","text":"\u00a0Colomina es atrevida: sin las 'conejitas', 'Playboy' es una revista casi gay"}}"Ray Bradbury publicó por capítulos su célebre 'Farenheit 451’ en Playboy", recuerda la profesora. Allí aparecían también entrevistas con Jean-Paul Sartre, Fidel Castro, Marshall McLuhan y Martin Luther King, aunque sobre este último no está de más recordar, como decía Christopher Hitchens, que la noche anterior a su asesinato el reverendo la pasó entre alcohol y mujeres.

Pero cara a la exposición del CCCB, lo interesante es la arquitectura que nació en las páginas de 'Playboy', una estética que primero estuvo solo en sus páginas, que después formó parte la cultura popular a través de películas como las de la serie de James Bond y que, por último, se convirtió en cotidiana.

Es por eso que a Hefner le dedica el CCCB un buen espacio, con una réplica de su icónica cama, y, también, al estilo de vida que promovió 'Playboy' más allá de ofrecer una imagen discutible de la mujer. Sobre esta cuestión, Colomina ha expuesto durante la presentación de la exposición, una interesante teoría. Sostiene que si se arrancan las páginas de los desnudos, Playboy parece más bien una revista gay, o al menos un manual sobre el hombre metrosexual ‘avant-la lettre’. Desde las páginas de las revistas se les explicaba qué ropa debían vestir, qué coche conducir, que mobiliario seleccionar para sus casas…

La influencia de Playboy en la sociedad americana es, según la catedrática, indiscutible. La tirada de cada número de la revista superaba los siete millones de ejemplares.

CONFERENCIA PROMETEDORA

Colomina, queda advertido el visitante, no deja nunca indiferente a su público. Una oportunidad para comprobarlo es la conferencia que el miércoles 26 de octubre pronunciará bao el paraguas de la exposición del CCCB. El título es ingenioso. "Las perversiones de la arquitectura: todo lo que siempre quiso saber pero nunca se atrevió a preguntar". Su tesis, según el texto promocional, es que la arquitectura moderna nunca fue honesta, que su discurso de que era racional era un engaño. “Los arquitectos modernos se dirigían a todo aquello que elude la racionalidad: la sexualidad, la violencia, las filosofías esotéricas, lo oculto, la enfermedad, el fetiche…”. Promete, parece, dar estopa a instituciones como Koolhaas, le Corbusier, Schindler, Rudofsky e incluso al pobre Loos, que bastante ya tuvo con contraer la sífilis en los burdeles de Viena y quedar estéril por ello como para que ahora le pase esto.