Denunciado por amenazas a unos vecinos el hombre agredido por tres turistas en Gràcia
Tarek irrumpió con dos cuchillos en una fiesta que, según alega, le impedía dormir
A la historia del vecino del barrio de Gràcia que recibió una paliza por pedir silencio a palizatres turistas estadounidenses que estaban dando voces en plena calle a las seis de la mañana se le ha añadido un nuevo capítulo. Es anterior a este en una semana. El tema de fondo es el mismo, el ruido de un grupo de personas que de madrugada perturbaba el sueño de los vecinos. Lo que cambia es el rol que jugó Tarek en esta precuela. Si en el primer episodio, según este ingeniero de sonido de 38 años ha denunciado a los Mossos d’Esquadra, él fue víctima de una violencia que no admite disculpas, en el segundo -el primero cronológicamente-, el denunciado es el propio Tarek porque irrumpió en una fiesta privada mostrando dos cuchillos de cocina para que bajaran el volumen de la música.
La que sigue es la versión de Tarek sobre lo sucedido en este segundo episodio. Regresaba cansado de trabajar sobre la una de la madrugada. El ruido de la música era tan intenso que no podía dormir. Sumido en un momento de estrés por un problema familiar, decidió asomarse por su terraza para pedirles que bajaran la música. O no le oyeron, o no le hicieron caso, porque la música siguió retumbando en el patio. Bajó a la calle portando dos cuchillos de cocina. “No pretendía hacer nada con eso, tan solo demostrarles que estaba desesperado por dormir y que necesitaba que bajaran la música”, remarca. “Está claro que me equivoqué”, asume avergonzado.
LA VERSIÓN DE TAREK
El local en el que entró es un estudio de arquitectos ubicado en la esquina entre la calles Fraternitat y Llibertat. Su irrupción causó tal estupefacción que los allí reunidos apagaron la música en el acto. La tensión del inicio -Tarek llegó a volcar un jarrón de la entrada- dio paso a una conversación más calmada. “Rompí a llorar en cuanto me percaté de que me había pasado de la raya, me disculpé y me ofrecí a pagar el jarrón”, asegura. “Una de las chicas incluso me dio un beso en la mejilla para calmarme”, subraya. A pesar de aquel desenlace dialogado, la irrupción con los cuchillos asustó a los presentes, que llamaron a los Mossos y presentaron una denuncia.
LA AGRESIÓN
Una semana después, Tarek regresaba a casa sobre las seis de la mañana y se topó con los tres turistas estadounidenses. Afirma que tenía presente el incidente anterior y por eso optó por medir bien sus palabras. Según la denuncia que presentó en los Mossos d’Esquadra, uno de estos estadounidenses, que se identificó como un soldado del ejército americano, se abalanzó sobre él en cuanto amenazó “con llamar a la policía” si no bajaban el volumen de la discusión que mantenían a esas horas de la madrugada, cerca de donde vive él.
La cruzada de Tarek contra el ruido que corta el sueño de los vecinos en Gràcia ha sido noticia dos veces en los últimos días. Esta última denuncia, avanzada por 'L'Independent de Gràcia', le costará a él un juicio por amenazas leves. La primera quedará en nada si no aparecen los agresores que le rompieron la cara.
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