Zoo sí, pero ¿cómo?

Barcelona en Comú organiza una jornada para presentar la iniciativa ciudadana ZooXXI, sobre el futuro del recinto

Un cuidador sirve alimento a los elefantes del Zoo de Barcelona.

Un cuidador sirve alimento a los elefantes del Zoo de Barcelona.

ROSA MARI SANZ / BARCELONA

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Todo empezó con la reforma del delfinariodelfinario, impepinable para que en el 2019 cumpla la normativa de la Asociación Europea de Mamíferos Acuáticos (que ahora se salta tanto en el insuficiente número de piscinas como en su profundidad) y la instalación pueda continuar abierta. Pero en paralelo a ese proyecto de transformación, guardado en un cajón desde hace un par de años con un presupuesto de entre 10 y 15 millones de euros, el Ayuntamiento de Barcelona ha abierto otro debate más gordo y ahora se centra en el conjunto del zoo de Barcelona. En elaborar una hoja de ruta, en replantearlo, hasta el punto incluso de haberse hablado de su cierre a medio plazo. Y de eso, del cierre, del delfinario y del zoo en su conjunto, se ha tratado principalmente esta tarde en el centro cívico Pati Llimona en una jornada de Barcelona en Comú en la que se ha presentado la iniciativa ciudadana ZooXXI, el nombre con el que las entidades animalistas llaman a las instalaciones que quieren en el futuro. Una cosa ha quedado clara: el zoo debe continuar. La cuestión es cómo.

“Cerrar un zoo es perder las posibilidades de transformarlo”. Lo ha dicho primero Carmen Maté, exdirectora del recinto y responsable de coordinar el grupo de trabajo que desde marzo debate sobre su futuro. La experta, tras repasar los cambios históricos que ha vivido la instalación de la Ciutadella ante un público compuesto por medio centenar de personas, entre ellos varios animalistas y trabajadores del parque, ha hecho hincapié en la necesidad de estos equipamientos para ayudar en la conservación de las especies, así como en su función para proyectar la reintroducción.  “Los necesitamos, pero hemos de cambiar la visión que tenemos de ellos. Hemos de cambiar el paradigma y la importancia de la conservación. Tienen que estar más en la recuperación de las especies. Han de estar al servicio de la sociedad y de los ecosistemas”, ha subrayado.

RECOGIDA DE FIRMAS

Más beligerante ha sido Leo Anselmi, del comité de campaña de la iniciativa ciudadana ZooXXI, y animalista que lideró la prohibición de los toros en Catalunya sobre la que da vueltas el Tribunal Constitucional. No obstante, ha dejado clara una premisa: “Zoo sí, pero ¿cómo?” Anselmi, que ha anunciado que en febrero impulsarán la recogida de firmas sobre un nuevo modelo de zoo, ha reconocido: “Hemos hecho el gran esfuerzo de pasar de nuestra retórica ideológica y pasar del cierre”. Y por si no ha quedado claro lo ha repetido: “No queremos el cierre, sino su transformación. Potenciar lo que está bien. Reconocemos que hemos pasado de una postura a otra y que hemos aprendido cosas. Pero hay cosas que sí y cosas que no”, ha incidido el también coordinador de la asociación Libera!, quien ha sido tajante en que no tiene justificación alguna que el zoo tenga animales que no están ni amenazados ni en peligro de extinción. “Se puede hacer conservación sin encerrar”, ha dicho, y ha denunicado a continuación que en los zoos cada año se sacrifican a 3.000 animales “por razones de gestión” (la polémica práctica del 'culling', que cuestionan también algunos biólogos y veterinarios).

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En paralelo al encuentro de esta tarde se están llevando a cabo desde el consistorio reuniones de trabajo para marcar las líneas futuras que debe de seguir el recinto. De ese aspecto ha hablado como representante municipal Carles Spa, asesor de Ecología, Urbanismo y Movilidad. “Ya no debatimos si zoo sí o zoo no. Sino qué zoo”, ha sentenciado. “Lo importante -ha continuado- es que el zoo tenga un relato, una explicación. Hemos de poder explicar el porqué de cada una de las especies que tengamos y cuál es su recorrido". También ha incidido en que es necesario poner más acento en los animales autóctonos.

LENTITUD

El representante municipal ha reconocido que los tiempos en las decisiones son más lentos de lo esperado. En ese punto, se ha referido a una de las principales urgencias, el delfinario, al que el grupo de trabajo tenía previsto dedicar un monográfico este pasado septiembre que no se ha celebrado. Esta cita es principalmente temida por los biólogos y veterinarios del zoo, que creen que esa instalación está prácticamente sentenciada por la presión de los grupos animalistas. Quizá de ahí esta frase de Spa: “El debate no está secuestrado. No hacemos más caso a quien hace más ruido”. 

Como resumen de las reuniones iniciadas en marzo, Maté ha concluido que a grandes rasgos el modelo es muy compartido. “Todo el mundo se sentirá identificado”, ha sentenciado. El debate no ha hecho más que empezar.