Cuidar los cuidadores

El CAP La Sagrera es uno de los centros de atención primaria de Barcelona que ofrecen terapias de grupo para personas que cuidan familiares

EL PERIÓDICO / Barcelona

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Las sesiones, que funcionan  desde el año 2004, sirven para ayudar psicológicamente a unas personas que, en muchos casos, han dejado de lado su propia vida.

"Es un grupo de apoyo emocional", explica Carlota Cruzate, la trabajadora social que dirige el grupo del CAP La Sagrera. "El objetivo es que estas personas puedan expresar o compartir la experiencia que supone estar cuidando a un familiar las 24 horas del día", añade.

Una experiencia agridulce que nueve mujeres del barrio intercambian una vez por semana en esta terapia. Hace un año que participan y se empiezan a ver los cambios psicológicos que han experimentado.

Muchas llegaron con problemas de autoestima, con sentimientos de culpabilidad, con incapacidad para pedir ayuda porque tienen la sensación de que sólo ellas pueden hacer bien las cosas. "Sienten culpa cuando lo pasan bien", dice Cruzate. Y estos son los sentimientos de la mayoría de las personas que cuidan padres o madres mayores, maridos o esposas enfermos o hijos con discapacidad, y que por ello dejan de lado su propia vida.

En este grupo intercambian emociones y afecto. Expresan toda la pena que llevan dentro. "Un sentimiento ambivalente de obligación moral de cuidar de alguien y un sentimiento de rabia por estar hipotecando tu vida", afirma la trabajadora social.

"Yo me siento muy frustrada", afirma una de las cuidadoras. "Pienso que la sociedad no es consciente de lo que es convivir con una persona enferma. Es como que ya no sirves para nada más que no sea cuidar esta persona y si, además, no eres valorada por la misma persona, te sientes muy mal".

Soltarse y aprender herramientas para gestionar los sentimientos y el tiempo son formas de actuar básicas para salir del agotamiento emocional que sienten las personas que cuidan familiares.

"Son personas que se quedan secas, colapsadas, claudican de todo. Son muertos en vida y eso es una injusticia. Se trata de salud porque esta gente enferma. La gente se muere de pena", dice Carlota Cruzate pero afirma también que el tratamiento terapéutico que ofrecen desde el CAP es muy efectivo.