DEBATE CIUDADANO SOBRE UN SECTOR ECONÓMICO CLAVE

Cuando llueven cruceros

Un grupo de cruceristas se prepara para pasear por la ciudad.

Un grupo de cruceristas se prepara para pasear por la ciudad.

HELENA LÓPEZ / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Sus impulsores explican que la campaña surgió como reacción a la lectura que durante años han hecho los dirigentes de la ciudad sobre el turismo. "Aquel '¿qué podemos hacer si la gente quiere venir a Barcelona?'; casi como si se tratara de un fenómeno meteorológico", cuenta Daniel Pardo, activista de la Xarxa Veïnal de Ciutat Vella, en cuyo seno se forjó la #AlertaCreuerista, original iniciativa que cada mañana informa vía Twitter -a partir de datos que obtiene del propio puerto- sobre la concentración de cruceristas en modo sarcástico. Mensajes diarios como: "Previsión 23/8/15 nubes, 23/29 grados; humedad del 74%, concentración de cruceristas extrema, alerta roja, 19.930 cruceristas". "Se trata de recordar cada día en las redes sociales cómo llueven los cruceristas sobre Barcelona", apunta Pardo, a ojos de quien el principal problema causado por este fenómeno es el atmosférico.

En el decálogo de medidas urgentes presentado por la FAVB en la audiencia pública sobre el turismo forzada por la federación en febrero, uno de los puntos era la petición de "medidas de protección medioambiental. Utilización de carburantes menos contaminantes por parte de mercantes y cruceros, y la conexión de los barcos a la red eléctrica durante su amarre en el puerto". Estudiar ese impacto es una de las cuestiones que la alcaldesa Ada Colau ha puesto sobre la mesaAda Colau , recogiendo el guante vecinal, igual que hizo con la moratoria hotelera y con la revisión de la ordenanza de terrazas, todas medidas enmarcadas en el debate sobre hacia dónde debe redirigirse el modelo turístico barcelonés.

Aire 'sin fronteras'

Maria Mas, veterana activista vecinal de Ciutat Vella y miembro de la nueva asamblea de barrios afectados por el turismo -que reúne a plataformas vecinales del Poble Sec a la Sagrada Família-, insiste en que el fenómeno de los cruceros es "un problema grave a nivel de ciudad". "El impacto en la vía pública se concentra más en nuestros barrios, pero el aire contaminado no entiende de fronteras", apunta Mas, quien añade que las diferentes asociaciones que conforman la citada asamblea están trabajando durante todo el verano en una diagnosis barrio a barrio, que pondrán en común en una asamblea general que tienen previsto celebrar este mes de septiembre.

La portavoz de los vecinos del Gòtic, Reme Gómez, celebra la decisión de Colau de auditar el impacto económico y la contaminación: "Lo llevábamos pidiendo mucho tiempo». «Siempre se ha hablado del impacto económico, sin tener en cuenta el social y el medioambiental. Llevábamos mucho tiempo pidiendo esa información, a ver si ahora por fin nos la ofrecen", prosigue Gómez.

"En manada"

Del impacto sobre la vía pública, uno de los principales caballos de batalla de los barrios del centro, a la gran pregunta: "¿Qué diferencia hay entre un crucerista y un turista que llega por tierra?", Gómez lo tiene claro: "Es difícil no diferenciarlos. Los primeros salen en manada".

En la misma línea se pronuncia Mònica Trias, propietaria de un viejo puesto de pájaros de la Rambla reconvertido en tienda de entradas. "Tienen tan poco margen en la ciudad que de lo único que tienen tiempo es de ramblear. A veces me preguntan cómo ir al parque Güell y cuando se lo explico lo ven inviable", cuenta la paradista, quien matiza que le preguntan más por el Zara. "Si las escalas en la ciudad fueran más largas tendrían la oportunidad de conocer algo más la ciudad. Así es imposible", concluye la expajarera. El sector replica que en el mes punta, agosto, solo 5.000 cruceristas al día desfilan unas pocas horas por la ciudad (el resto hace estancias más largas).

La florista Carme Romero, otra de las personas que mejor conoce el día a día en la Rambla, da 100 días de gracia al nuevo equipo. "Daba por sentado que este verano lo tendríamos que pasar, la situación actual se la han encontrado, pero se tienen que poner las pilas. El verano que viene sí les pediremos cuentas", zanja la mujer, a ojos de quien los cruceristas no son el peor mal de la Rambla.