LA MIRADA DEL VIAJERO

El cuaderno de Barcelona

Lapin,< el célebre ilustrador francés de libros de viajes, edita 'Te quiero BCN', singular retrato de la ciudad

Esbozo 8 Réplica del submarino Ictíneo, de Narcís Monturiol.

Esbozo 8 Réplica del submarino Ictíneo, de Narcís Monturiol.

CRISTINA SAVALL
BARCELONA

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Sentado en el suelo de la plaza de Catalunya con un antiguo cuaderno de contabilidad encontrado en los Encants y sus rotuladores y acuarelas, Lapin no resultaba una amenaza para los Mossos d'Esquadra durante la manifestación multitudinaria con motivo de la huelga general convocada el pasado 29 de marzo. La policía catalana ahuyentaba a los fotógrafos antes de que estallara esa batalla campal en la que se destrozaron lunas de los escaparates, en la que se quemó un establecimiento y se utilizaron contenedores ardiendo como barricadas, pero nadie se acercó al ilustrador francés de cuadernos de viajes más solicitado por las editoriales internacionales de culto.

Su esbozo de losrobocops, losmossosprotegidos con un atuendo digno del cibernético protagonista de la película de Paul Verhoeven fue publicado y aclamado en la prensaon linede Estados Unidos. Esta imagen ahora ocupa una de las páginas deTe quiero BCN, el primer volumen de una serie de cuadernos de viajes dedicados a Barcelona.

Lapin, que significa conejo en francés, es todo un personaje. Creció en la Bretaña francesa, trabajó cinco años en una editorial dedicada al diseño gráfico en París y aceptó el reto de fundar una filial en Barcelona.«El primer año ni dormía. No tenía vida, al final decidí hacerme freelance y dedicarme solo a dibujar, editar mis libros y colaborar como ilustrador en revistas y en agencias de publicidad».

Hace cinco años que vive en Barcelona, donde persigue las huellas de Gaudí, Domenech i Montaner y Tàpies. Se declara enamorado de la parte vieja y polvorienta y también de la más glamurosa y chispeante de la ciudad. Le encanta tomar cervezas y vermuts en viejos bares, contemplar loscastellersy comercalçots.

Exposición en Mitte

«Me fascina Barcelona por su gente, por su historia, por la riqueza de su arquitectura y por todas las sorpresas que aún conserva», declara el autor, a quien la galería Mitte, de la calle de Bailèn, 86, le dedica una interesante restrospectiva. Hasta el 10 de mayo, este vanguardista espacio exhibe acuarelas de sus 140 cuadernos recopilados en los últimos 10 años. Además de Barcelona, Lapin ha retratado Vietnam, Estambul, Japón, Saint-Émilion, Ramatuelle y Carcassonne.

También acaba de lanzar un personal libro sobre la Sagrada Família, nada que ver con lo que se distribuye en los circuitos turísticos. Su mirada es la de un viajero que capta escenas muy alejadas de la aureola de una postal, como el lado oscuro del edificio Colom y la alegría del zoco instalado en la playa de la Barceloneta, o los entrañables abuelos que juegan al parchís bajo el Arc del Triomf.

Anda y desanda las calles con sus cuadernos buscando el desgaste del tiempo.«Esa peluquería del barrio de Sants que conserva una silla de feria con caballito para cortar el pelo a los niños, las callejuelas de los Encants, el desfile de coches antiguos», enumera.

Sus rincones favoritos son las«excepcionales»vistas desde la cafetería de El Corte Inglés de la plaza de Catalunya, la casa Comalat, el centro de creación La Escocesa, la granja Xador de la calle de Argenteria donde la cuchara se mantiene erguida en la taza por el espesor del chocolate, la tienda de calcetines La Torre de la plaza de la Universitat, el restaurante García, la ferretería Bonet, la hamburguesería Betty Ford's y Los Encants.