El crucero más lujoso del mundo recala en Barcelona

icoy35214960 crucero regent seven seas160819172746

icoy35214960 crucero regent seven seas160819172746 / periodico

PATRICIA CASTÁN / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

En la terminal sur del muelle del World Trade Center -nada que ver con los ríos de cruceristas del Adossat-, un chófer privado deja a pie del 'Regent Seven Seas Explorer' a dos turistas con aspecto poderoso. Sonríe. No es para menos. Confiesa que en toda su carrera nunca se había llevado una propina tan jugosa como la que le soltó hace poco un crucerista estadounidense de esa misma compañía: 2.500 euros tras llevarle a una fiesta en el sur de Francia, a costa de sus horas libres. La alegría de billetero es propia de los cruceros de lujo que atracan en Barcelona, un segmento del mercado del que se habla poco pero que mueve millones de euros en la ciudad. Son el cliente más buscado por hoteles, servicios y turoperadores. El 'Explorer', que ha atracado todo el viernes en la ciudad, despunta en la Champions League marinera. Inaugurado el pasado julio por los príncipes de Mónaco, se ha erigido en el crucero más lujoso del mundo.

La élite de las vacaciones en el mar no se mide en tamaño, ni número de atracciones a bordo, sino en servicio y emociones. Muchos superbarcos gigantes desde menos de mil euros por semana y pasajero que frecuentan Barcelona son de última generación, modernos, llenos de restaurantes y entretenimiento pero populares y abarrotados de gente e hiperactividad. El glamur a bordo, en cambio, se traduce en términos de espacio, gastronomía top, comodidades y exclusividad.

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"Los pr\u00edncipes de M\u00f3naco inauguraron hace un mes el buque,\u00a0","text":"que cuenta con una piscina que se aboca al infinito en la popa"}}

Suelen ser de pequeño formato, aunque el nuevo buque es de tamaño medio pero con la mayor ratio de espacio por pasajero en el mundo (otros barcos de 56.000 toneladas llevan incluso el triple de viajeros) y lleva un tripulante por cada 1,3 viajeros. Un despliegue para endulzar la vida de sus 750 huéspedes, que suelen abonar de 4.000 a 5.000 euros por semana, salvo ofertas puntuales, cuenta Carme Bigas, directora comercial de Star Class-Un mundo de cruceros, representante en España de esta y la mayoría de navieras de alta gama.

La visita del nuevo buque, que tiene otros hermanos que también recalan en la ciudad, no es flor de un día. Si en el 2013, como informó EL PERIÓDICO, el puerto acogió 120 escalas de las categorías lujo (compañías como Regent Seven Seas, Seadream Yatch Club, Silversea, Crystal, Cunard, Hapag-Lloyd o Seabourn...) y -un grado por debajo- Premium o Upper Premium (Azamara, Celebrity, Holland America, Oceania, Paul Gauguin, Princess y otras...), este año la cifra se elevará a 191 escalas. Moverán más de 383.000 cruceristas, en el marco de los más de 2,6 millones de viajeros previstos en la capital catalana, señalan fuentes de Port de Barcelona.  

76 ESCALAS ELITISTAS

En el segmento más elitista, serán 76 escalas y 62.000 pasajeros. Un flujo humano 'silencioso' porque al ser barcos más reducidos sus desembarcos no se perciben en el trajín del puerto, y porque la mayoría contratan excursiones o asistencia privada. Algunos realizan una escala de horas, otros pasan la noche en el puerto, y en muchas ocasiones empiezan o acaban ruta en la ciudad, lo que implica que sus clientes pasen varias noches en la ciudad. En el caso de Regent, que es la única con un todo incluido integral sin cargos añadidos (bebidas premium, todos los restaurantes de especializades, propinas, tasas, varias excursiones, clases de fitness, talleres culinarios, wifi todo el trayecto...) el paquete puede incluir hasta tres noches de pernoctación, explica Gabriella Fonzo, directora de Ventas para Europa, Oriente Próximo y África.

¿Qué hacen los pasajeros de lujo que recalan en Barcelona? Este viernes, los del 'Explorer' contaban con rutas guiadas gratuitas de 3 a 7,5 horas por el Gòtic, las joyas de Gaudí, los iconos locales o las bodegas Torres o de Jean Leon. Pero también había opciones privadas para recorrer con la chef del buque los mercados de Santa Caterina y la Boqueria, y acabar devorando un menú de dos estrellas Michelin en el restaurante Àbac.

A la vuelta, y rumbo a la escala de Eivissa (el sábado) o por la costa italiana, tendrán tiempo de sumergirse en la piscina infinita que se asoma por la popa (al margen de la del solarium), de relajarse en sus tumbonas-lounge (con capota incluida), ver el atardecer desde el Observation Lounge mientras toman una copa, consultar las 24 horas su biblioteca y videoteca, tomar clases de cocina en sus 18 estaciones con fogón de prácticas, contemplar 2.500 obras de arte a bordo (también de Picasso y Chagall), participar en una barbacoa al aire libre, en una comida informal en su grill de la piscina, darse un masaje (los tratamientos no están incluidos), hacer clases de yoga, escuchar música en vivo en su Meridian Lounge, cantar el karaoke o soltarse en la pista de baile del Explorer Lounge, ver las producciones propias del teatro o, sin más y posiblemente lo mejor, contemplar el mar desde el balcón de la suite (a partir de 28 metros cuadrados), con el plus de un minibar surtido y los licores que uno demande.

La buena vida a bordo en los cruceros más lujosos tiene una de sus imanes en los manteles. Aquí, en versión internacional (Compass Rose), o en los especializados de cocina francesa, carnes o asiático, con una zona vip para quienes se alojan en categorías superiores. Mención aparte merecen los millonarios huéspedes de la palaciega Regent Suite de 412 metros cuadrados, a unos 10.000 euros al día para dos personas, que incluye hasta el antídoto de los kilos de más (entrenador personal) y los traslados. Si es que se mueven del camarote...