La crisis arrebata otros 10 millones de viajeros al metro y los autobuses

Usuarios del metro en la estación de plaza de Catalunya.

Usuarios del metro en la estación de plaza de Catalunya. / periodico

RAMON COMORERA / Barcelona

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Para medir la actividad económica y social así como el progreso o bienestar material y ciudadano hay muchos indicadores. Las cosas pueden mostrarse de formas bien distintas según el espejo usado o la parte del cuerpo colectivo que se someta a los rayos X. La movilidad es uno de los más reveladores en una sociedad industrial avanzada. Tomar su temperatura en forma de evolución del número de usuarios ayuda a hacer un diagnóstico. El metro y los buses de Barcelona han perdido de enero a agosto otros 10 millones de pasajeros, el 3,1% y 1,8% respectivamente en relación a igual periodo del 2012. Son valores que en conjunto casi doblan a los del primer semestre del año pasado cuando el suburbano cayó el 2,1% y el transporte de superficie, el 0,8%. La Administarción alude a varias causas para explicar tal retroceso: más paro, menos consumo, retroceso demográfico. En resumen, una crisis económica profunda, persistente que, según este indicador, aún no parece tocar fondo.

Esta marcha atrás en la movilidad pública es aún más acusada si se analizan aspectos del transporte privado como los peajes o las matriculaciones de vehículos. Los datos del primer cuatrimetre del 2013 revelan que por las barreras de las vías rápidas de pago que rodean la región metropolitana (Martorell AP-7, Garraf C-32, Mollet C-33 y Vallvidrera C-16) han pasado 26.000 vehículos menos que un año antes. Registrar 197.000 conductores frente a los 223.000 anteriores supone un descenso del 11,9%. Mirando más atrás, hasta el 2007, año cero del crac, la pérdida de clientes que acumulan las concesionarias es ya del 29,1%.

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