ANIVERSARIO DE UN EQUIPAMIENTO DE REFERENCIA INTERNACIONAL

CosmoCaixa celebra 10 años con el reto de crear nuevos científicos

Unos niños experimentan con la la bola de plasma en la zona interactiva de CosmoCaixa.

Unos niños experimentan con la la bola de plasma en la zona interactiva de CosmoCaixa.

CRISTINA SAVALL
BARCELONA

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Aprender es abrir la puerta a la curiosidad intelectual. Esa es la premisa de CosmoCaixa Barcelona, el gigantesco museo al pie del Tibidabo que nació con acceso gratuito hace diez años con el objetivo de divulgar conocimiento interdisciplinar de forma atractiva, de fomentar vocaciones científicas y de ser un influyente punto de encuentro internacional entre la ciencia y la sociedad.

Casi todo se ha cumplido. Los profesores llevan a sus alumnos, los padres a sus hijos los fines de semana y los universitarios asisten a las conferencias cuando el ponente es de primera magnitud, como el físico británico Peter Higgs y el astronauta Pedro Duque. Ahora la entrada cuesta 4 euros, aunque el párking se mantiene como el más barato de la ciudad. Eso sí, el acceso es gratuito para los menores de 16 años que no formen parte de un grupo escolar. «Los precios, comparados con otros museos, son muy asequibles y hay descuentos», dice Lluís Noguera, el tercer director de CosmoCaixa, cargo que asumió en el 2013 cuando sustituyó a Anna Sanahuja, que fue el brazo derecho del creador del centro, el físico Jorge Wagensberg.

El perfil medio del visitante se encuentra entre la franja de 25 a 44 años, es asalariado, de nacionalidad española y con estudios universitarios. La balanza de hombres y mujeres está bastante equilibrada, pero el gran reto es potenciar la presencia de jóvenes de entre 12 y 18 años, la etapa en la que se forja el futuro aprendizaje. «Europa tiene déficit en vocaciones científicas, pero vamos avanzando. Hay escuelas que programan estancias de una semana», señala.

El enemigo

CosmoCaixa se ubica en el mismo terreno del que fue el Museu de la Ciència, el primero interactivo de España, inaugurado en 1981 por la Obra Cultural de la Caixa d'Estalvis i Pensions. Entonces sorprendía el área dedicada a los microordenadores, para que los visitantes se familiarizaran con la informática. «Hoy, nuestro principal competidor es internet, donde el usuario encuentra conferencias de científicos ilustres, actividades interactivas y un manantial de imágenes e información», expone el director.

No obstante, CosmoCaixa ha conseguido situarse como una de las capitales internacionales en el atlas del conocimiento científico. Su referente fue el Exploratorium de San Francisco, el prestigioso museo de la ciencia fundado en 1969 por Frank Oppenheimer, hermano del padre de la bomba atómica.

El bosque inundado

En los diez años que Wagensberg dispuso para pensar y construir Cosmocaixa consiguió darle al proyecto entidad propia y transmitir emociones científicas con lo que él denomina «la realidad concentrada». Así surgió la idea de 'El bosque inundado', más de 1.000 m² de selva amazónica brasileña, que sigue siendo su principal atractivo.

Wagensberg cuenta que se trasladaron a Pará (Brasil) e incorporaron más de 100 especies vivas. «La ciencia es una representación de la realidad y la naturaleza, la única reserva de la realidad», diferencia Wagensberg. Para él, CosmoCaixa debe seguir siendo un ágora, «un lugar de encuentro, de discusión, de debate y de conexión». El problema es lo lejos que el edificio queda del centro de Barcelona, lo que hace, sobre todo en las tardes de invierno, que muchas convocatorias no se llenen.

El físico insiste en que el principal objetivo de CosmoCaixa es crear vocaciones científicas. «Por eso este museo transmite emociones directas. El contenido se ha cuidado, pero la voluntad estética siempre ha estado. Es la manera de captar al público. Hay una fusión nada banal entre ciencia y arte».

En la balanza de su gestión destacan los llamados 'hijos de CosmoCaixa'. El Arquímedes de Siracusa, el Museo de la Ciencia de Montevideo, el Museo Antártico de Punta Arenas (Chile), el Museu del Bosc de Sant Celoni ,el Museo do Amanhä do Brasil y el Museo de Ciencias Ambientales de Guadalajara (México) se han construido siguiendo la estela del centro científico barcelonés.

Ricard Guerrero, catedrático emérito de Microbiología de la Universitat de Barcelona, asegura que CosmoCaixa es un centro de alto nivel, «uno de los mejores museos de ciencias de Europa, pero se enfrenta al reto de mantenerse en primera línea, porque en el terreno científico todo sucede muy deprisa».

El aniversario se celebrará el 24 de septiembre, coincidiendo con la fiesta de la Mercè, día en que fue inaugurado.