La metamorfosis de un sector cultural

Consell de Cent sigue viva

Inamovibles 8Cati, Mariana y Lucas Draper, responsables de la Sala Dalmau situada en la confluencia de paseo de Gràcia con Consell de Cent.

Inamovibles 8Cati, Mariana y Lucas Draper, responsables de la Sala Dalmau situada en la confluencia de paseo de Gràcia con Consell de Cent.

NATÀLIA FARRÉ / BARCELONA

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«Si esto fuera un desastre, ya habríamos cerrado todos». Con esta contundencia respondía ayer un galerista -que prefiere mantener el anonimato, el negocio del arte siempre ha sido muy discreto- ante la pregunta de si la calle del Consell

de Cent ha dejado de ser el eje galerístico de la ciudad. Y la cuestión venía a cuento por la supuesta diáspora que están viviendo las salas de arte históricamente ancladas en esta zona por culpa de los prohibitivos alquileres que está alcanzando la vía. Nadie niega la mayor: que han marchado cuatro galerías emblemáticas -Senda, Carles Taché, Joan Prats y Fidel Balaguer- y que esto genera una sensación de fin de época, pero sí niegan que lo sea realmente: «El resto seguimos aquí y Consell de Cent sigue siendo la calle con más galerías de Barcelona», afirma Jordi Barnadas, responsable de la sala homónima. Y el resto son 14 negocios dedicados al arte entre el trozo de vía que va de Balmes a paseo de Gràcia. Si el foco se amplía un par de calles más, llegan a la veintena.

Por eso la pregunta no gusta. «Siempre se puede pintar de color negro pero no creo que sea ni bueno ni necesario ni cierto», afirma Jordi Mayoral, de Mayoral de Galeria  d'Art. «Tenemos presente y tenemos futuro», clama Mariana Draper, de la Sala Dalmau. Gabriel Pinós, de Gothsland y presidente del gremio, va más lejos pero sin dar nombres (cosas, otra vez, de la discreción): «El interés de los galeristas por el núcleo histórico de Consell de Cent sigue siendo explícito: muchos responsables de salas alejadas del centro han visitado los locales liberados por la Senda y la Taché con vistas a alquilarlos». Que pase o no pase lo dirá el tiempo. De momento, donde se ubicaba la primera se anuncia una tienda de ropa; el local de la segunda sigue vacío.

Ni hablar de un traslado

Pese al supuesto interés en ocupar dichos espacios, hay una realidad bastante incuestionable: «Aguantamos, sobre todo, los que tenemos el local en propiedad, si no, con los actuales precios, es casi imposible seguir», apunta Barnadas. A no ser que medien acuerdos beneficiosos de por medio, como en el caso del Espai Carmen Galofré, una sala en proceso de abrir sus puertas en lo que fue la histórica sala René Metrás, desparecida en el 2013 y otra de las que se echa de menos. La responsable de la iniciativa es amiga de la familia Metrás, así que poner su «grano de arena» para «dar voz a los artistas en la calle del Consell de Cent, históricamente emblemática de las galerías» ha sido tarea relativamente fácil.

Las rentas imposibles tienen mucho que ver con la marcha de las galerías, pero el cambio de modelo de negocio también. «La sala tradicional con muestra, catálogo y clientes fijos ya no vale, la tendencia es un despacho, un teléfono e ir a ferias. Para eso el lugar en la calle ya no es importante», explica Barnadas. Y las salas que se han mudado tienen su negocio focalizado en las ferias. Modelo que no comparte Barnadas: «A nosotros nos funciona el turismo de nivel cultural, que suma el 60% de nuestras ventas». Así, que de marchar de Consell de Cent ni hablar.

De la misma opinión es Draper: «Tenemos el paseo de Gràcia al lado y para nosotros el tema del turismo es importante». Para la galerista la marcha de las cuatro salas no es un drama: «No nos ha afectado profesionalmente, aunque sí que sabe mal ya que a más galerías, más oferta. Pero los clientes que venían siguen viniendo y seguirán viniendo», afirma. Y como sus colegas responde con un rotundo «no» a un posible traslado. Resisten.