LOS EXPERTOS ANALIZAN LA GRAN BARCELONA

A la conquista de Europa

El AMB examina su modelo urbanístico y el potencial que tiene en el contexto internacional

Puerto. Nueva terminal de contenedores  de mercancías en el Moll de El Prat.

Puerto. Nueva terminal de contenedores de mercancías en el Moll de El Prat.

LUIS BENAVIDES

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La gran Barcelona ocupa una muy meritoria séptima posición en la clasificación general de grandes metrópolis europeas elaborada por la Escuela de Negocios IESE. El área metropolitana de Barcelona, según los responsables del estudio, ha escalado hasta seis puestos en solo 10 años y aún no ha tocado techo. Uno de los mayores activos, todavía por explotar, de la ciudad de Barcelona y sus 36 municipios para seguir consolidando su peso europeo, son las llamadas puertas metropolitanas. Estas puertas de entrada y salida, para personas pero también mercancías, son el aeropuerto, el puerto y la Zona Franca, un territorio productivo de casi 700 hectáreas.

Las tres infraestructuras prácticamente se tocan en el delta del Llobregat, a escasos 15 kilómetros del centro de la ciudad. Esta especial localización y centralidad de sus principales infraestructuras es inédita en el contexto europeo y ha sido objeto de debate durante el cuarto workshop o taller especializado realizado el pasado jueves por el Àrea Metropolitana de Barcelona en el Cèntric Espai Cultural de El Prat de Llobregat.

El acto forma parte de una serie de jornadas previas a la redacción del Pla Director Urbanístic (PDU), el documento que sustituye al antiguo Plan General Metropolitano (PGM) de 1976 y sienta las bases del urbanismo futuro. «Con estos talleres estamos identificando qué es el área metropolitana, qué retos tiene por delante y, por tanto, qué deberá afrontar el  plan director», explica Ramon Torra, gerente del AMB.

El urbanismo, coinciden los expertos, pueden crear las condiciones necesarias para que estas infraestructuras situadas en el delta funcionen mejor. «Estos motores ya no son elementos aislados e independientes. Son elementos que aportan competitividad, pero también dan forma a las ciudades», afirma Torra, quien pone como ejemplo el corredor mediterráneo. «Esta conexión ferroviaria no es una cosa que atraviesa el territorio, sino algo que transforma, que puede aportar a los diferentes municipios por los que pasa», añade el gerente.

ENFOQUE AMPLIADO

Las puertas metropolitanas conectan la gran Barcelona con el resto de la Unión Europea. Para visualizar estas relaciones basta con ampliar el enfoque. «Antes Europa era vista como una suma de polos, claramente delimitados, y formaban un mapa con forma de racimo de uvas. Pero la relación entre los diferentes polos podía dibujar en el mapa formas como la llamada Blue Banana, un corredor  algo discontinuo que iba desde Londres, pasaba por París y llegaba hasta el norte de Italia», cuenta Joan Busquets, catedrático de la Universidad de Harvard y colaborador del Àrea Metropolitana de Barcelona (AMB) en materia urbanística.

El último workshop ha contado también con el arquitecto y urbanista Kees Christiaanse, fundador de la empresa  holandesa KCAP Architects&Planners, como principal conferenciante. El equipo de Christiaanse es conocido, entre otras cosas, por revitalizar áreas industriales, portuarias y ferroviarias de ciudades como Róterdam, Ámsterdam, Hamburgo y Londres.

Christiaanse ha centrado su discurso en el impacto urbanístico alrededor del desarrollo del aeropuerto y la estación de trenes y su interacción con otras ciudades europeas. «Me parecen muy interesantes la similitudes que guarda con Barcelona el caso concreto de la ciudad de Ámsterdam y las mejoras realizadas en su aeropuerto, también situado junto a una zona agrícola como la del Parc Agrari del Llobregat», cuenta Busquets.