Confort que se ve y se nota

Los pisos urbanos de madera tienen apariencia moderna y se alejan de la estética rústica de antaño

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PATRICIA CASTÁN / BARCELONA

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Al hablar de casas de madera uno evoca inevitablemente construcciones típicas de montaña o paredes revestidas de roble. Nada ver con el aspecto que ofrecen los nuevos habitáculos urbanos, donde es el cliente el que decide si quiere tener este material a la vista o si prefiere revestirlo para que tenga el mismo aspecto que podría tener cualquier piso convencional de hormigón en Barcelona. Lo que cuenta es la madera funcional, no estética, que palpita en su estructura.

Federico Pesl, arquitecto autónomo que ha decidido especializarse en este tipo de construcción, enfatiza que además de ser renovable y reciclable y necesitar poca energía para su transformación, implica "no usar otros materiales que dejan huella de carbono en la atmósfera en su proceso de producción" y no agravar el calentamiento global. Pero más allá de la conciencia verde, todo el mundo coincide en que el grado de confort en estas viviendas es más alto, porque utiliza materiales orgánicos y energías limpias, ofrece un ambiente menos humedo, frena radiaciones y posibilita una temperatura constante.  

En el bloque del Poble Sec los seis pisos fueron alquilados rápidamente, destinados al arrendamiento temporal, de menos de un año. Con el reclamo de ser viviendas verdes y sanas. Su propietaria, Mireia Valls, cuenta que quisieron "diferenciarse" del resto de la oferta y también ser consecuentes con su preocupación medioambiental. La mayoría de inquilinos son extranjeros, pero también hay trabajadores de otros puntos de España que pasan una temporada en la ciudad. "Están contentos y a gusto", relata. Haciendo cuentas, aunque el espíritu ecológico salga inicialmente algo más caro, "se recupera con el ahorro en las facturas" de consumo energético, relata. En este caso, la huella de la madera se aprecia en sus techos y suelos, mientras que en la pared instalaron un símil de papel de origen natural.

Con ese mismo argumento, el arquitecto (de formación, aunque no ejerce) y promotor del bloque de Sants, Ariel Bercovich, ha impulsado el edificio a cuyo diseño ha contribuido junto con Pau Benach. Pensaba destinarlo a pisos turísticos, ya que cuenta con otro pequeño bloque en otra zona destinado a "un turismo de calidad" que valora el diseño y los valores añadidos. Por ello eligió la madera para su nuevo negocio en ciernes, a sabiendas de que los viajeros estadounidenses y del norte de Europa con los que suele trabajar están familiarizados y valoran este tipo de construcciones en madera y con filosofía sostenible. 

No obstante, su licencia de obras no detallaba inicialmente el uso, por lo que la actual moratoria y ordenación del alojamiento turístico en la ciudad mantiene en suspenso el futuro de estas viviendas, que podrían acabar destinadas a uso residencial convencional.

DISEÑO A LA CARTA

Las webs de empresas constructoras en madera dan cuenta de las infinitas posibilidades de diseño de las casas de madera. "Los módulos se hacen expresamente para cada proyecto", cuenta Pere Linares, desde House Habitat. La idea de estructuras prefabricadas solo acompaña a algunas unifamiliares, si así se desea para abaratar costes. Pero en las ciudades, cada solar y cada espacio son únicos. 

Para derribar las barreras psicológicas del miedo a los incendios, han llegado a efectuar pruebas empíricas con aval universitario en comparativas con otros materiales. Además de los tratamientos de seguridad de la madera, aducen que su composición permite un control exacto de su combustión y su reacción al fuego, al contrario, por ejemplo, que estructuras de acero. En otros países, no ha impedido que proliferen a lo ancho, y sobre todo alto, con el firme apoyo de las Administraciones.