Collboni entra en precampaña y propone doblar la tasa turística

Existía cierta coincidencia entre los que siguen la actualidad municipal en que el candidato del PSC a la alcaldía de Barcelona inició su andadura hacia las elecciones de mayo del 2015 con carencias palpables en cuanto al conocimiento de la realidad de Barcelona. Desde que ganara las primarias de abril hasta ayer, Jaume Collboni ha buceado por las vísceras de la ciudad, ha pateado barrios y hablado con vecinos, y de esa experiencia, de ese hacer los deberes, ha sacado dos conclusiones de urgencia: primera, que la capital catalana no avanzará sin medidas económicas contundentes y que lleguen a todos los estratos sociales, y segunda, que no hay que esperar al siguiente mandato para aplicarlas.

El exdiputado socialista, que ayer entraba en precampaña con una conferencia en la Cámara de Comercio, presentará en los próximos meses tres propuestas, una por la vía parlamentaria, lo que requerirá el concurso de sus excompañeros de Cámara, y dos a través de su grupo municipal. En el Parlament prevé impulsar que Barcelona pueda doblar la tasa que se cobra a los turistas que se alojan en la ciudad para«recaudar 250 millones de euros en cuatro años, no solo para promoción turística, sino también para políticas sociales que permitan que todos los ciudadanos salgan beneficiados». Eso es algo nuevo, porque lo que CiU tiene en tareas pendientes es que el gobierno local pueda decidir sobre el destino de ese 30% que se quedan los municipios, porcentaje que, por cierto, Collboni reclamó aumentar al 100%.

En el ayuntamiento pretende impulsar «un plan dirigido a parados de larga duración», con el cual espera ayudar a formar a 20.000 desempleados. También quiere impulsar una reforma de las ordenanzas fiscales que se convierta en un «modesto pero simbólico paso para ayudar a todos los que quieran emprender». Sugiere Collboni que las pequeñas y medianas empresas y los autónomos estén exentos de pagar impuestos en los dos primeros años de actividad. Para estas dos propuestas, que requieren de una lenta cocción porque por ahora son una declaración de intenciones, será menester el voto de CiU, porque aunque el PP se sumara y hubiera mayoría en el pleno municipal, el gobierno no estaría obligado a nada. Son las cosas del funcionamiento orgánico de los ayuntamientos.

El líder del PSC fue elegante en la crítica a Trias, seguramente consciente de que cualquier reproche puede evocar el recuerdo de los 32 años socialistas en la ciudad. Quizás por eso deslizó que Barcelona «se ha desvanecido como proyecto y se ha conformado con ser la capital de Catalunya». Sobre el 9-N, aunque lo dejó a huevo, no se pronunció.