El colegio de la Mar Bella de Poblenou, contra la ampliación "improvisada" del centro
Una pancarta instalada junto al acceso al colegio da la bienvenida, desde la semana pasada, a los alumnos. "No a la segunda línea sin edificio nuevo", dice el gran letrero. Ante él, padres, profesores y hasta los propios estudiantes (los más mayorcitos) debaten, a la entrada y a la salida de clase, a ver cómo se van a organizar si la Administración, el Consorci d'Educació de Barcelona, se mantiene en sus trece. En contra de lo que parece que será la tónica en muchos centros educativos catalanes el próximo curso 2016-2017, el colegio de la Mar Bella del Poblenou, en el distrito de Sant martí, acaba de recibir el anuncio de que pasará a ser, en septiembre, un colegio de dos líneas.
El problema, argumentan los padres, es que el centro, "la escuela pública más antigua del barrio" (inaugurada en 1956), "no está preparada" para acoger el incremento de alumnos previsto por el organismo educativo, del que forman parte la Conselleria d'Ensenyament y el Ayuntamiento de Barcelona. "El consorcio, que debería velar por la calidad educativa, pretende que la escuela reutilice aulas que ahora se dedican a biblioteca, a clases de Inglés, de Música o de Ciencias", denuncia Elodia Guillamón, portavoz de la ampa del colegio.
La ampliación del número de plazas escolares se produce después de que "en los últimos años se hayan abierto ya grupos adicionales en el centro", explican fuentes de la entidad que planifica el mapa educativo en Barcelona. "En vista de que la demanda se consolida y ante la noticia de que el distrito va a disponer en breve de un nuevo espacio para equipamientos públicos, se ha decidido implantar la nueva línea", indica la misma técnica, que confirma que este lunes está prevista una reunión con padres, profesores y dirección del Mar Bella.
"Sabemos que el primer año, el curso 2016-2017, la nueva clase de P3 se va a tener que instalar en el edificio actual, pero nos hemos asegurado de que eso no va a suponer ningún inconveniente", afirma la portavoz del consorcio. "De cara a los cursos siguientes, esperamos contar con el nuevo solar", agregan. El nuevo espacio en cuestión es el que actualmente ocupa la iglesia de Sant Bernat Calbó, recientemente expropiado por el ayuntamiento y pendiente de ser adquirido a la Iglesia.
PROCESO PARTICIPATIVO
No es que los padres de los alumnos estén en contra de la llegada de más escolares, no. Se trata, insiste Guillamón, de que "sin dinero presupuestado para el derribo, ni para la construcción del nuevo edificio, y sin un proyecto aprobado con un calendario de obras, las familias de la escuela no queremos que comience una segunda línea de forma precipitada el próximo curso, mientras la hipotética ampliación de los equipamientos no sea una realidad".
También los vecinos del barrio ven precipitación en el anuncio del Consorci d'Educació. Marc Andreu, miembro del Consejo del Distrito, recuerda, de hecho, que el destino del solar de Sant Bernat Calbó va a ser decidido a través de un proceso participativo, al que se va a invitar a organizaciones y vecinos de la zona.
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