Colau se centra en complacer a la CUP tras el fiasco del pleno presupuestario

TONI SUST / BARCELONA

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En una demostración de debilidad innegable, la que le causa contar solo con 11 concejales de 41, el equipo de gobierno del Ayuntamiento de Barcelona se ha visto obligado este lunes a aplazar el pleno municipal extraordinario que iba a celebrar a partir de las 13.00 horas. La reunión del plenario municipal estaba prevista para aprobar una modificación de crédito que permite dotar de 275 millones adicionales a las cuentas del municipio para el 2016, que son las del 2015 prorrogadas: la alcaldesa, Ada Colau, no logró el apoyo necesario para aprobar unos presupuestos de nuevo cuño a finales del año pasado. De hecho, ya entonces Colau  tuvo que retirar la propuesta de presupuestos del orden del día de una comisión municipal para que no fuera derrotada.

Ante la imposibilidad de cerrar unas nuevas cuentas, Barcelona en Comú optó por una modificación de crédito, que en la práctica supone disponer de más dinero a costa del superávit. Ya sacó una adelante en octubre, que añadió 101 millones de euros a los presupuestos. Es algo

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que Colau ya anunció que haría en campaña: una ciudad con dinero y gente en dificultad tiene que invertir esos recursos, argumenta ella, como lo hacen otros partidos en el consistorio.

La modificación de octubre salió adelante porque Barcelona en Comú recibió el apoyo de ERC, el PSC y la CUP, que no desveló su voto hasta el último momento. El problema es que ahora el gobierno municipal parecía dar por hecho que el desenlace sería el mismo. Tenía el apoyo ya garantizado de ERC y el PSC, un apoyo que se trabajó visiblemente, pero le faltaba un voto a favor o dos abstenciones. Hasta el viernes, el equipo de gobierno no dudaba de que la CUP haría como en octubre, pese a que también ha sido visible que no hacía el mismo esfuerzo para complacer a los antisistema que a los socialistas y los republicanos. El pasado viernes, la CUP anunció  que votaría en contra de la propuesta, y el sábado se negó a reunirse para intentar salvar la situación. Un último intento con Ciutadans tampoco prosperó.

LECHA: UN GOBIERNO "MÁS RECEPTIVO

El primer teniente de alcalde de Barcelona, Gerardo Pisarello, ha comparecido este lunes tratando de quitar hierro a lo sucedido, pese que aplazar un pleno hora y media antes de que se produzca no es algo usual. Pisarello ha explicado que el aplazamiento no ha interrumpido el diálogo, y que el gobierno municipal ha mantenido esta mañana con la CUP "una reunión provechosa". "Estamos de acuerdo con las propuestas de la CUP, ahora hay que afinarlas".

En lo que puede definirse como un nuevo e inesperado clima de interés por parte del equipo de gobierno, está prevista otra reunión este martes. La presidenta del grupo de la CUP en el ayuntamiento, María José Lecha, ha corroborado que ha habido "un cambio": "Ha empezado otra serie de reuniones". El gobierno municipal, ha añandido, está ahora “más receptivo”. Lecha ha juzgado "prácticamente imposible" un acuerdo que permita llevar la modificación al pleno del próximo viernes, a la vista de que la CUP debe someter a sus asambleas la decisión sobre el pacto.

Pisarello ha explicado que este fin de semana también ha habido una reunión con Ciutadans, partido del que ha dicho que presentó una propuesta de mínimos que podría suscribirse pero que no es la primera opción de pacto, y que también presentó un acuerdo de máximos que el teniente de alcalde ha considerado inaceptable por ser propio de un modelo de ciudad demasiado distinto al de Barcelona en Comú.

EL VIERNES O LA SEMANA QUE VIENE

"La ciudadanía debe saber que como más tarde, más difícil será aplicar el presupuesto", ha insistido Pisarello hasta la saciedad. Porque el equipo de gobierno ha mantenido la tesis de que la falta de acuerdo no es mala para Barcelona en Comú, sino para los barceloneses. Por eso el teniente de alcalde ofreció diálogo pero reclamó rapidez: “Tenemos que hablar, pero tenemos que hacerlo con celeridad, porque el tiempo apremia”. Una apelación que 

Se da prácticamente por inviable que la modificación sea sometida a votación en el pleno ordinario que se celebrará el próximo viernes. Todo apunta a que pasará a un pleno extraordinario la semana que viene. El equipo de Colau confía en superar el escollo presupuestario para pactar con el PSC y contar con más hombros entre los que repartir responsabilidades de gestión.