El primer gran día de Colau

Ada Colau, antes de su intervención en el Col·legi de Periodistes.

Ada Colau, antes de su intervención en el Col·legi de Periodistes. / periodico

TONI SUST / BARCELONA

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Ada Colau llevaba meses innegablemente aciagos. Desde hace casi un año, la alcaldesa se ha estado quedando a las puertas de todos los grandes acuerdos que perseguía en el ayuntamiento, lastrada por la falta de efectivos: 11 concejales de Barcelona en Comú y, desde mayo, 15 sumando los del PSC. Sí, la Generalitat, paradójicamente, le ha brindado algunos pactos, en general a cambio de que el ayuntamiento avanzara financiación: el metro, el tranvía, las cárceles.

Ella lo ha exhibido en el consistorio cuando la oposición le reprochaba su incapacidad para cerrar acuerdos. Sí, es cierto que la alcaldesa se ha convertido en una pieza relevante en la vida política catalana, una interlocutora necesaria en el debate soberanista, alguien con quien se cuenta para el futuro. Pero eso para los barceloneses no es necesariamente un consuelo.

Desde mayo apenas había logrado sacar adelante ninguna de las cuestiones municipales relevantes. No pudo con las ordenanzas fiscales, no pudo con el Plan de Actuación Municipal (PAM), que no se ha aprobado por primera vez desde que existe. Tampoco pudo atesorar el consenso necesario para aprobar los presupuestos por la vía ordinaria.

Además, uno de sus antiguos socios principales, ERC, le reclamaba hipotecas del pasado por considerar que no había cumplido con las condiciones acordadas para que los republicanos apoyaran las ordenanzas del 2016 y la modificación de crédito de mayo pasado: el acuerdo sobre la llegada del metro a la Zona Franca, el desencallar de una vez el cierre de la Modelo, el transporte público gratis hasta los 16 años.

CAMBIO DE PARADIGMA

Desde que ERC y el gobierno municipal han cerrado este miércoles un pacto para la aprobación del plan especial urbanístico de alojamientos turísticos (PEUAT), Colau ya puede decir que ha cumplido con uno de los elementos clave de su programa electoral: imponer regulaciones al turismo. Cuando lo postulaba como candidata, muchos lo juzgaban una quimera, pero está claro que alguien se lo creyó y que influyó en que acabara siendo, aunque solo por 17.000 votos más que Xavier Trias, la candidata más votada.

La aprobación de la regulación turística es el primer gran objetivo concreto conseguido por Colau. Ha sido por los pelos, con el fin de la moratoria en otros barrios a punto de caducar, lo que habría abierto la puerta a peticiones de licencias para alojamientos turísticos que no se habrían podido frenar. Y ha tenido que entregar a ERC una porción del éxito, aritmética obliga. Los republicanos podrán decir en el futuro que han estado en la cabina de mando de una regulación sin precedentes en la ciudad.

Colau y su equipo también han conseguido que ya no haya apenas partidos que no hablen del turismo como algo que, como mínimo, hay que controlar. El excesivo crecimiento del fenómeno es visto hoy como uno de los problemas principales de la ciudad, el segundo después del paro, y la gente lo vincula con el incremento de los precios del alquiler y de la compra de la vivienda. Que a su vez ya es visto como la causa de que muchos barceloneses se vean obligados a abandonar la ciudad. Es un paso contra el 'efecto Venecia', emblema de las ciudades que han cedido su espacio a los visitantes en detrimento de los antiguos vecinos.

LIMITAR LOS ALQUILERES

Otro éxito es que el debate gire en torno a estas cuestiones, cuando antes no lo hacía. En vivienda, Colau está todavía lejos del éxito: ha presentado un plan de vivienda a 10 años vista, y convive con el aumento de los desahucios, que la oposición le reprocha. Sin embargo, ha visto cómo la Generalitat asumía el debate sobre el excesivo precio de los alquileres. Algo que ella puso por primera vez sobre la mesa.cuando reclamó limitar por ley las rentas.