POLÍTICA DE PROXIMIDAD

La alcaldesa sin escudo

Ada Colau se sienta ante los vecinos de la Barceloneta. Una vez al mes visitará los barrios de la capital

En la Barceloneta 8 Llegada de Colau a la sala.

En la Barceloneta 8 Llegada de Colau a la sala.

PATRICIA CASTÁN / BARCELONA

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Sin escudo ni filtros. Así se presentó ayer Ada Colau en la Barceloneta, territorio siempre beligerante y donde se le auguraba un recibimiento gélido por parte de la plataforma que lucha contra los pisos turísticos y pide más acción municipal. Era la primera visita de la alcaldesa en el nuevo formato de encuentros cara a cara con la ciudadanía que quiere convertir en costumbre. Si la agenda se lo permite, un viernes al mes se las verá con sus votantes y con los que critican los pasos de su gobierno.

El debut, anunciado discretamente con algunos pósteres desde un par de días antes, es de formato revolucionario. A pelo, la mandataria local llega al punto de reunión (el viernes una sala del Institut Narcís Monturiol) y los presentes disparan preguntas sin censura previa. A bocajarro.

El primer sobresalto fue encontrarse una audiencia mayoritariamente de amarillo y con pancartas, seña de identidad de los integrantes de la plataforma antipisos por días. Un color que ya alertó del tema estrella de la noche: el turismo.

Y los vecinos no desaprovecharon el interrogatorio a destajo. Ráfagas de cinco preguntas entre el público, pero que al ser respondidas una a una se convertían en toma y daca con el interlocutor. "¿Está a favor o en contra de los pisos turísticos?" "En principio estoy en contra a excepción de alguna forma regulada en algunas zonas". "¿Pero qué va a hacer con los pisos turísticos?", le replicaban. "Igual que vosotros hacéis presión otros la hacen en sentido contrario". "¿Los va a quitar?". "Algunos son legales". Un pimpón sin tregua, mientras se remitía al nuevo consejo de turismo donde se escuchará al vecino y se decidirá cómo redirigir los efectos secundarios del éxito turístico, "que otras grandes ciudades comparten". Pero ante las cuerdas, casi tuvo que encajar que el gobierno local estaría dispuesto a "plantearse" su erradicación en la zona. Aplausos.

Hoteles fuera de plazo

Por el camino, alguna confesión argumental: "Hoteles en el centro no puede haber más pero en otros sitios sí". Y "conozco el tema porque vivo en la Sagrada Família".

Recuperado el control de la situación, la frase más pronunciada por Colau fue "es una preocupación compartida", que expresaba ese pretendido acercamiento de la alcaldía a su ciudadanía. Pero hábilmente la líder de Barcelona en Comú no perdió ocasión de pedir a los vecinos que expresen los mismo ruegos ("falta Guardia Urbana", "falta limpieza", "los patinetes invaden las aceras sin sanciones", "se necesitan plazas de guardería y nuevas formas de gestión del 'casal' de 0 a 5 años", "falta seguridad", "fuera top manta", "no hay comercio de proximidad y solo colmados, suvenires y fruterías", ...) a los partidos de la oposición, ya que su gobierno en minoría precisa pactar. Y esgrimió que los periodos electorales juegan en su contra: "La oposición dificulta la acción de gobierno", dijo, la alcaldesa que trabaja "siete días" y no da abasto. El próximo mes, más.