CIERRE DE OTRO LOCAL CENTENARIO

Los clientes del centenario Bar Cleries le dedican un emotivo vídeo por su cierre

El establecimiento se transformará para acoger una franquicia de la Fábrica del Vermutillo

CRISTINA SAVALL / BARCELONA

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La cervercería más entrañable del barrio de la Antiga Esquerra del Eixample echa el cierre. El Bar Cleries baja la persiana justo el año en el que cumple un siglo, en el que ha mantenido la misma barra y las mismas mesas de mármol con sus sillas de madera, su letrero modernista con fondo blanco y un suelo bastante deteriorado por las idas y venidas de una clientela que allí tenía su refugio o guarida, en el sentido de un lugar adonde se concurre con frecuencia. Los más asiduos al local, en la esquina de las calles València con Enric Granados, han dedicado a este establecimiento anclado en el tiempo un pecioso vídeo en blanco y negro realizado por Jordi Barrachina, el director de 'Ochentéame... otra vez', premiado programa documental de TVE-1.

El grupo, que se llama Els Amics del Cleries, jugaban al 'mentiroso', partida de póker con cinco dados, cada martes de 8 a 9 de la noche, y jamás faltaban ni a los partidos del Barça que veían apoyados en la barra desde un viejo y pequeño televisor, ni al vermut que Jordi Cleries, el carismático propietario, ofrecía a sus amigos cada 31 de diciembre al mediodía, con las especialidades de su carta: tortilla de verduras, anchoas, boquerones, bandejas de queso y de embutidos, pan con tomate, berberechos, cervezas y, al terminar, cava para brindar. 

ÁLBUM FOTOGRÁFICO

El vídeo es un álbum de fotografías de momentos vividos en el bar, animadas con el ritmo de 'Ordinary People', de Neil Young, el cantante canadiense que escribió que es mejor quemarse que apagarse lentamente. La elección no es fortuita, Cleries fue a ver su último concierto en Barcelona acompañados por unos cuantos del grupo. 

"Nací aquí. El contrato de alquiler del local se remonta a 1922, pero mi abuelo, Ramon Cleries y mi abuela, Francesca Tressens, regentaban el bar desde 1917", cuenta Cleries, la tercera generación que se ha pasado media vida sirviendo cafés y vermuts en bandejas plateadas. En el piso de arriba del local se mantiene la vivienda donde residieron los abuelos, ahora transformada en buardilla. Sus padres siguieron con el negocio, pero la madre enviudó demasiado pronto. "Mi hermano y yo empezamos a trabajar unas horas cada tarde a los 16 años. Al enfermar mi padre, en 1977, mi madre no podía con todo y decidí dejar la carrera de Historia y responsabilizarme del local. Mi hermano terminó derecho y es abogado", relata Cleries.

Su gran aportación fue la música roquera, aún guarda discos de vinilo de esa época. Eso animó el local, donde al salir del trabajo, acudía la gente del barrio a tomarse una caña o un vinito. "También había quien se pasaba horas tomando un solo café y dejaba el local lleno de humo del purito. Era otros tiempos, no se vivía con la prisa de ahora, y además, el ayuntamiento no te ahogaba con los impuestos", explica el propietario.

FELLINIANO

Barrachina, vecino del barrio, lamenta el cambio. "Ya no quedan locales como el Cleries, son una especie en extinición. Entrar en él era como estar inmerso en una película de Federico Fellini. Gente viendo programas de Tele 5 con la música rock and roll a todo volumen", compara el documentalista Carles Vicente, otro de los amigos, lo define así: "El Cleries era de esos lugares que ya no existen. Te permitía ver a personas que aprecias sin necesidad de quedar, como en los antiguos casinos de pueblo".

El Cleries se despide pero su destino ya está escrito. Sera una franquicia de la Fábrica del Vermutillo, que ya tiene dos establecimientos de aperitivos en la calle Marina, 183,  y en Creu Coberta, 87. "Daniel y Manel Cespedosa, los dueños de estas bodegas, son dos hermananos gemelos que al igual que yo siguen con un negocio iniciado por sus abuelos. Con ellos hemos logrado convencer a los dueños del local para hacer reformas bajo un nuevo contrato. Yo participo en la sociedad en una pequeña parte, pero ya no será el Bar Cleries. Los tiempos cambian y nos hemos de adaptar".