BARRIO GÒTIC. ALBOROTO CALLEJERO

«Ciutat Vella no hace más que ir a peor»

RAFI ÁLVEZ. 80 AÑOS. JUBILADA

«Ciutat Vella no hace más que ir a peor»_MEDIA_1

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C. C.

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Toda una vida, casi 50 años, convierten a Rafi Álvez, octogenaria vecina de la calle de Ample, en una experta en el tejido social del barrio Gòtic y, por extensión, de Ciutat Vella. Y su diagnóstico es contundente: «El barrio no hace más que ir a peor, antes había otro tipo de gente». En este sentido, el ruido, la continua algarabía callejera, sobre todo nocturna, más que la enfermedad, es el síntoma de una problemática mucho más profunda. «Este barrio se ha puesto de moda, tanto para los turistas como para la gente de otras zonas de la ciudad. Por este motivo cada vez hay más ruido y resulta más difícil vivir tranquilamente aquí», denuncia.

Rafi Álvez ha solucionado en parte el problema de los ruidos moviendo su habitación a la parte posterior de su vivienda, la más alejada de la calle. «Me molesta que vengan por esta calle como si fuera una procesión. Lo mismo da a las doce la noche, a la una de la madrugada o a las seis de la mañana», se lamenta. Pero más que solución al problema, esta reestructuración interna para ella se trata de un parche. «Tenemos a los turistas, tenemos a la gente que sale de fiesta y, por ejemplo, también tenemos a los lateros, que molestan y se meten en peleas con los extranjeros», describe. De este modo, al ruido de la propia fiesta hay que sumarle el jaleo de las peleas. Como en toda la ciudad, en verano el problema de los ruidos aumenta, pero en el barrio Gòtic, como en otras zonas, es un problema estructural y no estacional. «Los que causan ruido están todo el año, pero en verano aumenta el escándalo un poco más porque está todo abierto», afirma.

MÁS POLICÍA  Álvez es de las que considera que el ayuntamiento ha dado la espalda a los vecinos de toda la vida de Ciutat Vella. Muchos vecinos, según explica, se han visto forzados a abandonar sus casas a causa de las molestias que genera ser una zona de moda de turismo diurno y fiesta nocturna. «Se ha ido mucha gente que vivía en este barrio y a cambio ha venido más turismo», resume la situación.

Para esta vecina, la solución pasa por más presencia policial en las calles del barrio. Ahora, denuncia, llamar a los agentes no sirve de nada. «Llevamos así mucho tiempo, y nos culpan a nosotros y les dan la razón a ellos. La policía ha de estar para protegernos a nosotros», exige.