LA APLICACIÓN DE LAS ÚLTIMAS TECNOLOGÍAS

La ciudad y sus servicios, en el móvil

Un robot con un hombre que lleva unas gafas de realidad aumentada.

Un robot con un hombre que lleva unas gafas de realidad aumentada.

CARMEN JANÉ / BARCELONA

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La expansión de los móviles con acceso a internet a más del 50% de la población está permitiendo que los ciudadanos perciban cada vez más los servicios que le puede ofrecer una ciudad gestionada con criterios de smart city, es decir, que aplique las nuevas tecnologías para hacerla más eficiente, sostenible y ecológica. La revolución de las app permite que cualquier persona pueda gestionar su aparcamiento, descubrir qué farmacias, restaurantes o locales de ocio tiene cerca, conocer qué ruta en transporte público le es más favorable, saber qué ofrece un determinado equipamiento sin ni siquiera entrar o incluso localizar a alguien, un dispositivo o un vehículo a distancia. Todo gracias a los datos que obtienen las administraciones públicas como ayuntamientos, diputaciones y gobiernos.

La tecnología está permitiendo que lo que hace dos años era una promesa sea ahora una realidad, al menos para aquellos usuarios más tentados a explorar las opciones de su teléfono móvil. «Cuando se relacionan personas, datos, procesos y objetos es cuando comienzan a pasar cosas interesantes», señalaba ayer Jean Louis Massaut, responsable de Smart Cities en la multinacional Cisco, en el Smart City Expo World Congress que se inauguró en Barcelona y que reúne a más de 400 ponentes.

Cientos de desarrolladores están aprovechando todo el caudal de datos para crear estas app y hacer negocio con ellas. Pero también grandes empresas como Indra, Telefónica, IBM, SAP, Cisco, Oracle y Abertis ofrecen a las administraciones programas de gestión para que estos ingentes volúmenes de datos (big data) sean utilizados con provecho, en lo que se prevé como una de las batallas tecnológicas de esta década.

ENERGÍA EFICIENTE

En el plano municipal, una gestión energética eficaz supone ahorros considerables en los presupuestos, de ahí que se haya convertido en una de las estrellas -el «mantra», según el concejal de Habitat Urbà del Ayuntamiento de Barcelona, Antoni Vives- de las smart cities. Porque las ciudades no solo acumulan la mayoría de la población y de la riqueza mundial, también el consumo de energías contaminantes, un concepto básico para luchar contra el cambio climático. «Podemos salvar el planeta a través de las ciudades», proclamó un concejal de Boulder (Colorado, EEUU), población que presume de ser un ejemplo de la Administración de Obama.

Para ello, las ciudades se llenan de sensores que captan las emisiones de los vehículos y apuestan por tecnologías menos contaminantes, miden los niveles de polución y ruido y reutilizan los residuos.

Las ciudades pasan a ser casi organismos vivos que con una gestión eficiente basada en datos pueden  implantar soluciones que remedien sus males. Es el caso de Medellín (Colombia), que ayer mostró cómo había reducido la desigualdad y bajado sus niveles de delincuencia tras la mejora de las condiciones de vida de sus ciudadanos con políticas de urbanismo e inversiones públicas que han convertido una antigua cárcel en universidad, un vertedero en parque y el teleférico en transporte público. O cómo la India se fija como objetivo implantar tecnologías inteligentes en 400 ciudades en los próximos cinco años para mejorar el nivel de vida de sus ciudadanos.

El mapa urbano revela, gracias a las imágenes de satélite y a la cartografía digitalizada, el estado de salud de sus pavimentos y su sistema de alumbrado, que reduce emisiones, como las farolas que ayer anunció Barcelona que va a instalar en el Paral·lel. Y muestra sus espacios libres para que sean ocupados de forma eficiente y rápida por vehículos, que podrán gestionar el tiempo de uso a través de una app de móvil. Incluso quitarse la multa.