CONFLICTOS DE MOVILIDAD

Furtivos y cándidos

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CARLOS MÁRQUEZ DANIEL / BARCELONA

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La ordenanza de circulación de peatones y vehículos es un galimatías, como lo son todas las normativas municipales, sean de Barcelona o de un pequeño pueblito de la Vall d'Aran. En el caso de los ciclistas, sin embargo, el incumplimiento de esta 'ley' tiene una doble explicación. Está la que salta a la vista, las bicis que ningunean hasta el sentido común. Y está la que subyace, aquellos que no tienen carnet de conducir, que no conocen las normas viales y que en muchas ocasiones quebrantan el orden sin querer. 

Es un hecho que la bici se ha convertido en el blanco de las críticas sobre el uso de la vía pública. A pesar de que suponen un porcentaje bajísimo de la accidentalidad (en el 2015 no murió un solo ciclista y solo 12 resultaron heridos graves). Su mala fama se puede resumir en cuatro aspectos.  

1. ACERAS

La ordenanza casi obliga a los ciclistas a circular con una cinta métrica, ya que prohibe pedalear a menos de un metro de las fachadas, como si alguien fuera capaz de calcular esa distancia sin irse al suelo en el intento. También veta el uso de aceras de menos de cinco metros y tres metros de espacio libre. Si los ciclistas toman el texto al pie de la letra, la ciudad puede convertirse en una gincana, ya que ahora hay un árbol que acorta el ancho del paseo, ahora aflora una terraza que estrecha el pasillo, ahora hay una moto aparcada. La bici, para dar cumplimiento al documento, debería ir bajando y subiendo constantemente. En este espacio compartido es donde la imagen del ciclista más ha sufrido. Pero se trata de una convivencia permitida por la autoridad, no buscada por la bici, que si usa la acera es tanto por comodidad como por seguridad. Eso, sin embargo, una vez superada la moratoria de 18 meses, y siempre y cuando no haya un nuevo aplazamiento, se resolverá con la expulsión de las bicis de todos los pasillos reservados al viandante. 

2. SEMÁFOROS

Lo del semáforo es el verdadero talón de Aquiles del colectivo a pedales. Resulta desesperante detenerse ante el rojo y comprobar cómo las bicis van pasando una detrás de otra. Y no son dos o tres, no. Si ven que se puede pasar, la mayoría tiran para delante. Este diario se personó en julio pasado en siete cruces del Eixample para comprobar el nivel de incivismo ante la señal, y el resultado fue alarmante: el 72% no hacían caso del poste luminoso. Carles Benito, portavoz del Bicicleta Club de Catalunya, admite que son muchos los ciclistas que pasan en rojo, aunque advierte una cierta mejora. "Cada vez se produce más el efecto de que si uno o dos paran, los otros se detienen para no quedar en evidencia". Albert Garcia, de Amics de la Bici, lamenta que no se siga el modelo de otros países europeos en los que la bici nunca tiene un rojo, sino un ceda el paso. Eso se ha empezado a hacer en algunos cruces, pero siempre para girar hacia la derecha, siempre pegadas a la acera, en ningún caso para seguir recto. 

3. AURICULARES

El veto del uso de los auriculares es un gran desconocido para los ciclistas. Algunos no saben que este artilugio está prohibido. Muchos otros sí son conscientes de que no deberían llevarlos. Son los que suelen esconder el cable dentro de la ropa. Los insconscientes se atreven incluso con los acolchados y voluminosos, esos tan llamativos de pinchadiscos. El uso de estos aparatos conlleva una sanción de 200 euros. Hace algunos días, usuarios de la bici se quejaban en internet de la presencia de agentes de la Urbana poniendo multas a ciclistas por este motivo frente a la Casa Batlló. Se mostraban indignados, pero la norma no engaña. 

4. LUCES, TIMBRE, CASCO 

La ordenanza también obliga a los ciclistas a usar luces por la noche. Blanca delante, roja detrás. Todas las máquinas del Bicing las llevan, pero son muchas las máquinas de particulares que circulan a oscuras. También deben llevar timbre. El uso del casco no es obligatorio, pero sí muy recomendable. Tampoco es obligatorio seguro ni matrícula, aunque cada vez son más los que reclaman poder identificar a los ciclistas