PROTECCIÓN DE LOS ANIMALES

Carruajes en el punto de mira

Alexandre Pujadas, ayer, con uno de los caballos de carrozas turísticas, en la caballeriza de la hípica de La Foixarda.

Alexandre Pujadas, ayer, con uno de los caballos de carrozas turísticas, en la caballeriza de la hípica de La Foixarda.

CRISTINA SAVALL / BARCELONA

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Se llamaba Neret. Tenía 6 años. Eran las 20.30 horas del viernes y cayó desplomado, mientras arrastraba un carruaje, a 200 metros de su cuadra en la hípica municipal la Foixarda, de la avenida de los Montanyans, detrás del Poble Espanyol, en la montaña de Montjuïc. Hacía seis horas que el caballo había salido del establo, donde falleció ya en la madrugada del sábado tras practicarle la eutanasia un veterinario, que ahora debe enviar el informe de los hechos al Ayuntamiento de Barcelona.

Técnicos del consistorio están tramitando un expediente informativo ya que el desplome del animal sucedió en la vía pública, lo que ha despertado una ola de críticas por parte de asociaciones de protección de animales y de ERC, partido que ha pedido a Ada Colau que prohíba los coches de caballos en Barcelona. Janet Sanz, teniente de alcalde de Ecología, Urbanismo y Movilidad, aseguró el mismo viernes que el animal había sufrido "maltrato evitable".

Depende de la Generalitat

"Intervino la Guardia Urbana y abrió una diligencia la misma noche. A partir de ahí, se investiga si el animal ha estado bien cuidado. El informe veterinario aún no ha llegado, y después la documentación se enviará a la Generalitat, de quien depende la ley de protección de animales", informa un portavoz municipal, que matiza que será un juez quien determine si el caso entra en trámite.

Las primeras sospechas apuntaban que Neret murió a causa de un golpe de calor. Según el Servei de Meteorologia de Catalunya ese día no fue especialmente sofocante. La temperatura exacta de ese momento en Barcelona eran 22 grados.

"Lo remolcamos a la hípica. Intentamos reanimarlo. Hasta llegó a levantarse por su propio pie, pero el veterinario detectó problemas neurológicos y decidió sacrificarlo. Fue una de las noches más tristes de mi vida", cuenta Alexandre Pujadas, propietario de cuarta generación de la empresa que alquila carruajes y caballos para bodas, cabalgatas como la de Reyes y Els Tres Tombs, rodajes y paseos turísticos en los que participaba Neret. Desde su muerte no ha vuelto a salir ninguna carroza de la única empresa de coches de caballos que sobrevive en Barcelona.

La noche de los hechos, Pujadas recibió la llamada del cochero explicándole que el caballo, que regresaba a la cuadra tras una jornada al servicio de los turistas, no se podía levantar. En ese momento él se encontraba en el Penedès. Lo primero que hizo fue telefonear al veterinario, que estaba en Sabadell, y correr a buscar el coche. "Tardamos una hora en llegar. Actuamos con la celeridad máxima posible que permitieron las circunstancias", afirma Pujadas, cuyo bisabuelo inició el negocio con unas cocheras en Sant Andreu a principios del siglo XX, cuando el gremio de caleseros tenía gran trascendencia en Barcelona.

En la Foixarda hay los 12 corceles de Pujadas entrenados para llevar carruajes por la ciudad y otros 52 caballos municipales destinados a clases de hípica y de doma en la escuela que gestiona, también del ayuntamiento. "Están bien alimentados, limpios, cuidados, hidratados y nada explotados. Me acusan de torturador de animales. ¡Es mentira!", asegura Pujadas, mientras muestra las caballerizas en las que habitan animales en apariencia sanos, tranquilos y fuertes.

Cuidados

Cada uno tiene su propia cuadra, los alimentan tres veces al día y hay varias personas, al menos ayer por la mañana, pendientes de ellos. "He estado en muchas cuadras y estos caballos están en buenas manos. No entiendo porqué están demonizando a esta empresa", comenta un portugués que trabaja en la hípica.

La asociación protectora de animales Faada difundió el sábado que Neret fue sacrificado en plena calle a consecuencia de un golpe de calor y reclamó la prohibición de los coches de caballos para turistas en Barcelona por considerar que es una actividad que maltrata al animal. Pujadas asegura que ha interpuesto una demanda por difamación.

"Una veterinaria que pasaba por allí nos ha escrito que el caballo padecía una deshidratación terrible, con una frecuencia cardiaca que rara vez bajaba de 100 pulsaciones por minuto", asegura Manuel Casas, vicepresidente de Adda, asociación animalista que por su parte propondrá al Consejo Municipal de Convivencia, Defensa y Protección de los Animales que unos especialistas dictaminen qué perjuicios físicos supone para un caballo arrastrar una carroza y que se establezcan protocolos, como que no salgan si llueve, e itinerarios. La asociación Liberta pide que si Barcelona es ciudad amiga de los animales no puede seguir apoyando una práctica que genera "sufrimiento".