Balance de una organización vinculada a la Iglesia católica

Cáritas de Barcelona alerta de que la pobreza ya genera fractura social

Una madre juega con su hija, ayer, en el centro materno-infantil de la parroquia de Santa Maria de Badalona, un equipamiento de Cáritas.

Una madre juega con su hija, ayer, en el centro materno-infantil de la parroquia de Santa Maria de Badalona, un equipamiento de Cáritas.

ROSA MARI SANZ
BARCELONA

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Antes de la crisis, una gran parte de las personas que acudían a Cáritas lo hacían porque no llegaban a fin de mes y necesitaban una ayuda para salir adelante o para encontrar un empleo. En los últimos tiempos esta entidad vinculada a la Iglesia católica ha ido viendo cómo miles de ciudadanos han requerido cada vez mayores cantidades. En estos momentos, la situación es tal que muchas familias barcelonesas ya no disponen de ningún ingreso, por lo que esta oenegé está asumiendo la totalidad de sus gastos, lo que le ha llevado incluso a vender patrimonio por valor de dos millones de euros. Lo explicó ayer el director de Cáritas de Barcelona, Jordi Roglá, quien alertó durante una rueda de prensa presidida por el cardenal de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, de que la pobreza severa ya ha empezado a generar «fractura social».

Si el pasado año Cáritas de Barcelona siguió batiendo tremendos récords al atender a 57.868 personas, además de las 195.723 que fueron ayudadas directamente con alimentos y ropa desde las parroquias de las tres diócesis metropolitanas (Barcelona, Sant Feliu y Terrassa), este primer semestre del 2012 indica que nada ha cambiado. Y si lo ha hecho ha sido a peor. Desde el 1 de enero y hasta el 31 de mayo son ya 40.675 los ciudadanos atendidos, la mayoría de los cuales (el 81%) ya eran usuarios, con el agravante de que ahora ha aumentado la intensidad de las peticiones al ser más pobres. Porque un importante porcentaje de estas personas, que representan a 16.000 hogares, o no tienen ingresos o los tienen por debajo del umbral de la pobreza. En concreto, cifran en la entidad, tres de cada 10 familias (el 29%) no recibe ni un euro al mes y otras hacen filigranas con menos de 600 euros (el 34%).

SIN PERSPECTIVAS / Y muchas de ellas, cuando no directamente por Cáritas, están acogidas por su entorno familiar. Pero ese cojín, alertan, también se está agotando. La responsable de acción social de la diócesis de Sant Feliu, Conxa Marqués, advirtió ayer de que están detectando un creciente aumento de tensiones y conflictos entre familias que acogen a los suyos, algo que repercute de manera dramática, subrayó, tanto en los niños que presencian discusiones como en los adultos que padecen en primera persona la crisis, entre los que cada vez se constata un mayor desánimo y frustración que acaba derivando en depresiones al no ver una perspectiva de mejora.

MÁS ESPAÑOLES / La fotografía de los que llaman a las puertas de Cáritas sigue la tendencia de los últimos tiempos. Los hay de todo, con el denominador común de la falta de empleo. Porque si tras el principio de la debacle los que más acudían eran afectados por la crisis del ladrillo, la mayoría de ellos inmigrantes, ahora cada vez más son pobres de diferentes sectores y nacidos en España (esta nacionalidad ya representa el 42% de los usuarios).

¿Y que demandan con mayor urgencia? Trabajo, por supuesto. Pero mientras, dinero para pagar un techo. Por eso, porque crece el número de personas que no pueden hacer frente con sus recursos al precio de un alquiler o de una hipoteca, o al hacerlo se quedan sin comer, Cáritas ya lleva invertido en ayudas económicas para menesteres básicos 1.500.000 euros, el 50% más que en el mismo periodo del 2011 (del 2010 al 2011 creció un 21%).

PREVENCIÓN EN TRES ÁMBITOS / Este constante aumento de ayuda ha hecho disparar los gastos de la oenegé, ya que no ha dejado de atender a nadie y continúa con todos sus programas de prevención, según señaló Roglá, enfocados, prioritariamente, en tres grandes ámbitos: la infancia, para quien en breve destinará un nuevo proyecto, a la vivienda y la ocupación. Por eso, los 24 millones gestionados el pasado año (el 89% provenientes de fuentes privadas) se quedaron cortos y Cáritas de Barcelona tuvo que vender excepcionalmente bienes muebles e inmuebles por valor de un millón de euros. En lo que llevamos de año la entidad también se ha desprendido de patrimonio por valor de otro millón.