NUEVOS RITUAL CIUDADANO

Capillas urbanas efímeras

Flores en las calles de Rosselló, Joan de Borbó y Via Favència.

Flores en las calles de Rosselló, Joan de Borbó y Via Favència.

XABIER BARRENA
BARCELONA

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Si alguien tiene la ocurrencia de montarse en uno de los desvencijados autocares de línea que cruzan las carreteras secundarias griegas seguramente se asustará, a partes iguales, de la alta velocidad con que el vehículo se desplaza, apurando las curvas sobre los precipicios y, también, de la gran cantidad de pequeñas capillas que recuerdan a los fallecidos en accidente. Una versión más suave de esas capillas, simplemente un ramo de flores atado soporte más cercano al lugar del óbito, se está extendiendo ya como la pólvora por toda Barcelona.

El fenómeno empezó en la carretera de la Arrabassada o en la B-23, la entrada por la Diagonal, en tramos aun considerados interurbanos pero que se hallan en pleno meollo metropolitano. De ahí a las calles solo hubo un paso. Probablemente el paso se dio el 25 de febrero de 1994, cuando un motorista de 42 años abordo de su Vespa murió degollado por la una cinta plástica que unos entonces chavales había atado de lado a lado de la calle de Indústria, poco después de su confluencia con Sant Quintí. La víctima no vio la fina cinta. El suceso tuvo un notable eco mediático. Poco después, en la misma farola donde los chavales habían atado uno de los extremos de la cuerda alguien colocó un ramo de flores. Estas fueron renovadas durante años. A veces, con algún mensaje tipo«No olvidamos». Ahora, 16 años después, ya no están.

Años después, la iniciativa ha renacido con fuerza, seguramente, como réplica de las imágenes de duelo, ya sea tras la muerte de algún miembro del papel cuché, como la princesa de Gales, Lady Diana Spencer, y el cantante Michael Jackson, o bien tras tragedias como los 11-S y 11-M.

Más accidentes

A esta proliferación de altares tampoco es ajeno el aumento de la siniestralidad a dos ruedas que en los últimos años se está viviendo en Barcelona. En el 2009 murieron 22 motoristas y 16 peatones en las calles. Muchos son aún recordados en el cruce donde perdieron la vida.

Otros ramos son más recientes, como el colocado en abril en el paseo de Joan de Borbó. O el que alguien ha puesto en la calle de Bailèn en la confluencia con la del Consell de Cent. A mediados de julio, un hombre que circulaba en motocicleta falleció allí al ser embestido por un vehículo de emergencias de Barcelona.

¿Cuál es el protocolo que deben seguir los operarios de la limpieza?«No se específica ninguna, más allá de que se debe limpiar y quitar todo aquello que ensucia», dice un portavoz municipal. Es la sensibilidad del trabajador la que hace que el ramo sea o no retirado, optando, casi siempre por lo primero, en tanto esté en un estado aceptable.

En cuanto las flores se quedan mustias y caen al suelo, entonces sí se retiran. Es el momento en que casi siempre y como mínimo durante más de un año, un allegado a la víctima compra un ramo y, con un poco de cinta aislante construye el efímero y sentido altar.