El Canódromo renacerá como centro creativo pero los equipamientos deberán esperar

Pistas de tenis sobre las que está previsto levantar el pabellón deportivo, ayer. Al fondo, el edificio del Canódromo, en el que ya se trabaja para poder abrir en septiembre.

Pistas de tenis sobre las que está previsto levantar el pabellón deportivo, ayer. Al fondo, el edificio del Canódromo, en el que ya se trabaja para poder abrir en septiembre.

CARLOS MÁRQUEZ DANIEL
BARCELONA

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Suele reclamarse en los ámbitos del urbanismo, también en la política, pero de un modo más interesado, que las ciudades tengan un modelo, un objetivo, un fin último al que destinar todos sus esfuerzos. En definitiva, se trata de fijar un rumbo que dote a la metrópolis de una estructura y un modo de hacer homogéneo. ¿Cuál es ahora el modelo Barcelona? Si se atiende a las palabras del alcalde, la mirada está puesta en la "cultura, el conocimiento, la creatividad y la innovación", retahíla de conceptos que Xavier Trias repite siempre en ese orden y que trasladan al paraguas evangélico de la smart city que tanto predica el gobierno de CiU. Ayer se presentó el nuevo uso del antiguo Canódromo Meridiana, que confirma la voluntad municipal de liderar la revolución industrial del siglo XXI, basada en la tecnología.

El otrora coloso perruno, cuya curiosa historia se detalla en la página siguiente, es hoy una zona verde coronada por un peculiar edificio de hierro que llama la atención si nunca se ha visto antes. Lo visitó ayer el alcalde para compartir su voluntad de que este equipamiento se convierta en un "parque de investigación creativa", es decir, un edificio en el que compartir ideas para que un tercero, en el caso de que puedan ser rentables, les dé forma y generen dinero, empleo y progreso. De ello se encargará una empresa privada que tras ganar un concurso público ha firmado un acuerdo de cuatro años para encargarse de la gestión del local, cuya rehabilitación ha requerido una inversión de 1,5 millones.

Plan ambicioso

Está previsto que el nuevo Canódromo abra sus puertas en verano. Será la avanzadilla de un proyecto mucho más ambicioso, que incluye, en la misma zona y gracias a una modificación del plan general metropolitano, un polideportivo, un centro cívico para las entidades del barrio del Congrés i els Indians y una guardería. Estos tres equipamientos, que según en concejal de Sant Andreu, Raimond Blasi, saldrían por unos 13,5 millones de euros, zonas verdes incluidas, deberán esperar al siguiente mandato. De eso se quejaban algunos vecinos: lo que no es propiamente para ellos estará listo en pocos meses, y lo que debe cubrir sus carencias en cuanto a servicios públicos de barrio no será una realidad hasta dentro de un par o tres de años. De hecho, en la esquina de Concepción Arenal con Cardenal Tedeschini, un lugar en el que años atrás había un plaza con bancos, unas vallas impiden el uso ciudadano, algo que tiene enrabietados a los ancianos de la zona. Ahí es donde va la guardería, así que parece que pueden empezar a olvidarse de recuperar ese remanso de paz.

En ese anhelo de que Barcelona lidere esta nueva revolución industrial, el ayuntamiento cierra con el Canódromo un tridente de creatividad que completan la Fabra i Coats y el flamante Museo del Diseño (DHUB). Las empresas, autónomos o particulares con un proyecto en la cabeza podrán cruzar la puerta de este equipamiento para que gente que conoce cómo funcionan las cosas en el mundo real pueda valorar la viabilidad de la idea. Se trata de poner en contacto a hacedores con conseguidores, a jóvenes creativos con business angels, esa figura que invierte su dinero en un sueño ajeno a cambio de una parte de pastel.

Otra Barcelona Activa

"Nuestro objetivo -concretó el teniente de alcalde de Cultura, Jaume Ciurana- es que nadie pueda decir que tuvo que llevarse sus ideas a otra parte porque aquí nadie le ayudó". De algún modo, podría decirse que el Canódromo se convierte en una Barcelona Activa dedicada a los proyectos de "las artes, la ciencia y la tecnología", detalló la directora de Creatividad e Innovación del Instituto de Cultura de Barcelona (Icub), Inés Garriga.

Si se cumplen los plazos, el nuevo parque de investigación creativa podría abrir las pruebas en septiembre. Los vecinos han pedido que se les permita usar salas del equipamiento para actividades de barrio, pero eso es algo que todavía se está negociando. A ellos les parece una buena idea para el Canódromo.