Los cálculos de Trias para echar a Colau

Joaquim Forn y Xavier Trias en el pleno del Ayuntamiento de Barcelona

Joaquim Forn y Xavier Trias en el pleno del Ayuntamiento de Barcelona / periodico

CARLOS MÁRQUEZ DANIEL / BARCELONA

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Xavier Trias perdió Barcelona por un solo concejal en las elecciones de mayo del 2015. CiU lograba 10 ediles por 11 de Barcelona en Comú. Ya entonces, el todavía alcalde convergente pudo impulsar un pacto con otras fuerzas que le permitiera mantener el cetro y apear a Ada Colau del cargo. No lo hizo. Los dimes y diretes hablan de grandes enfados en la acera de enfrente, en una Generalitat con toda la carne en el asador independentista que no podía permitirse perder la capital. Trias llamó a la líder de los 'comunes' la misma noche electoral y aceptó la derrota. Un señor. Pero ahora, año y medio después, la cosa ha cambiado: los convergentes, ante la incapacidad de Colau de sacar adelante proyectos de ciudad (no es fácil poner de acuerdo al pleno municipal más atomizado de la historia), han anunciado que inician negociaciones para formar un gobierno alternativo. Es momento de echar mano de la calculadora.

Los 41 concejales están distribuidos de la siguiente manera: 

Barcelona en Comú - 11 CiU - 10 ERC - 5   Ciutadans - 5   PSC - 4 PP - 3 CUP - 3

Así las cosas, para que CiU consiga 21 ediles, lo que permitiría blandir una mayoría suficiente para echar a Barcelona en Comú del gobierno, es menester que 11 concejales apoyen a un nuevo candidato. Habría que ver si sería Xavier Trias o si este daría paso a su delfín y portavozJoaquim Forn, que es quien ha hecho saltar la banca con el anuncio de gobierno alternativo durante el pleno de este viernes.

La tentación, o la lógica, invitan a pensar que el proceso independentista debería marcar cualquier intento de coalición. Pero la historia reciente dice lo contrario: en el mandato anterior, el PP de Alberto Fernández Díaz fue el principal aliado de una CiU que ya estaba enfrascada en la pugna con Madrid por conseguir un estado propio. Si se suman los tres ediles de los populares y los cinco de Ciutadans, formación que en Barcelona lidera Carina Mejías, salen 18 votos. Faltan 3. Descartada la CUP, que en ningún caso se aliaría con los conservadores para echar a la única formación con la que parece compartir algunos retales del discurso político.

Descartada también ERC, cuyo concurso junto a las fuerzas que dinamitan el 'procés' sería, como mínimo, raro. A no ser que Alfred Bosch abandone las pretensiones de país y, en caso de compartir la hoja de ruta convergente, una esfuerzos con socios a priori antónimos en pro de una nueva Barcelona. El matrimonio de conveniencia de Junts pel Sí (ERC + CiU) también podría pesar, pero esa coalición parece destilar la misma fragilidad que la propuesta de Forn. 

PROPUESTA SUCULENTA

Trias podría buscar el favor de ERC y de la CUP, partidos con los que hay cierta sintonía en el Parlament, ni que sea en favor de la independencia. Pero seguirían faltando tres concejales que en ningún caso llegarían de la cartera del PP o C's. 

¿Y el PSC? Los socialistas disponen de cuatro ediles y disfrutan de una segunda juventud como parte integrante del gobierno de Colau a pesar de haber cosechado los peores resultados de la historia. La negociación para sellar la coalición con Barcelona en Comú, cosas del reparto de poder, no fueron fáciles. CiU debería presentarse con una propuesta de esas que no se pueden rechazar. Léase un primer teniente de alcalde llamado Jaume Collboni, o por qué no, una alcaldía rotatoria.

Todo parece indicar que la propuesta de Forn, una vez conocida la aritmética, responde más a la voluntad de desgaste que a la posibilidad real de echar a Colau de la alcaldía. O no. Como bien ha dicho el portavoz convergente, ahora empiezan las negociaciones.