HUELGA EN EL TRANSPORTE PÚBLICO

El bus puede seguir en pie de guerra hasta finales de febrero

Varios viajeros esperan la llegada de su bus en una parada de Francesc Macià, ayer.

Varios viajeros esperan la llegada de su bus en una parada de Francesc Macià, ayer.

CARLOS MÁRQUEZ DANIEL
BARCELONA

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no se molesten en entender el funcionamiento de Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB). Es quizás, con permiso del Institut Català de la Salut (ICS), la empresa pública más grande de Catalunya; quédense con este detalle para desistir en su intento. Sepan que bus y metro tienen convenios separados, que históricamente han funcionado de manera independiente y que ahora, gracias y por culpa de un decreto que quita una paga a todos los funcionarios, comparten una misma batalla. De ahí las huelgas y las movilizaciones que se repiten desde que acabó el verano. ¿Pero hasta cuándo pagará el viajero este conflicto laboral? Podría ser mañana. Pero también podría ser en marzo.

La plantilla de bus volvía ayer a los paros de dos horas por turno tras dos semanas de tregua negociadora. El de la mañana no tuvo demasiada afectación porque salvaba la hora punta de los colegios. El de la tarde, de 19.30 a 21.30 horas, se hizo notar más. En los despachos, mientras, los sindicatos CCOO, CGT, Actub y PSA seguían sin estampar su sello en el acuerdo que ya han dado por bueno el SIT, ACAT y la UGT. Dice la compañía que el 55% ya se ha adherido al pacto, que, muy resumido, consiste en ir avanzando pagas para amortiguar los efectos de la que no se abonará en Navidad. ¿Cómo lo ven los no firmantes? Pan para hoy y hambre para mañana, esto es, siempre habrá un sueldo que nunca llegará.

La semana pasada se rozó el acuerdo con CCOO, pero matices jurídicos llevaron a los delegados de este sindicato a enfundar el bolígrafo. Tanto empresa como trabajadores coinciden en que la paga extra ya es historia. A partir de ahí, el debate se centra en cómo recuperar esa pérdida de ingresos. La compañía, aparte de ir avanzando pagos extraordinarios, emplaza a una negociación en el 2015. Los trabajadores que todavía no han firmado exigen que esa devolución tenga una fecha concreta. Ahí es donde todo se atasca. Generoso Calvo, delegado de CCOO en TMB, es consciente de que si ellos se adhieren al pacto, la empresa podrá aplicarlo a toda la plantilla porque se habrá alcanzado la mayoría de delegados sindicales, 17 de 29, quedando fuera los 12 de CGT, Actub y PSA.

«UNA BUENA OCASIÓN» / Si eso sucede, si los sindicatos más reivindicativos se quedan fuera, no se descarta que las movilizaciones se produzcan de manera intermitente, como mínimo, hasta finales de febrero. Entonces, coincidiendo con el Mobile World Congress, todo indica que el conflicto sufriría una escalada muy similar a la que el año pasado se evitó minutos antes de que abriera la feria más importante del año. Calvo admite que la feria del móvil «es una buena ocasión para hacerse oír». Y Faustino Mondragón (Actub) adelanta que el año que viene no se dejarán doblegar, que dejarán a la ciudad sin transporte público durante cuatro días. «Somos espartanos, tenemos paciencia. Si hace falta, iremos a por el congreso de móviles», avanza este veterano empleado del transporte.

Según los sindicatos, la huelga le costó a la empresa en octubre cerca de tres millones de euros, mientras que la paga pérdida asciende a 5,5 millones. «A la empresa le sale a cuenta darnos una fecha para cobrar ese sueldo que Madrid nos estafa. Sabemos que somos trabajadores que con su huelga joden a otros trabajadores, pero es la única arma que nos queda», resume Mondragón.