IMPULSO AL TRANSPORTE PÚBLICO

El bus ortogonal crece pendiente de mejorar la velocidad comercial

CARLOS MÁRQUEZ DANIEL / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Barcelona es una ciudad con un margen de maniobra escaso en materia de movilidad. O eso es lo que parece. Atraviesa por uno de los procesos de transformación urbanística más intensos de los últimos años, con obras en arterias tan importantes como la Diagonal, paseo de Gràcia, Balmes, General Mitre o Paral·lel, en las que coincide la voluntad de que el peatón recupere la propiedad de un espacio que el porciolismo entregó al coche. ¿Pero qué pasa con el transporte público? El ayuntamiento impulsa en este mandato la red de bus ortogonal, una malla lógica y racional de líneas verticales, horizontales y oblicuas que viene a sustituir el vetusto mapa heredado del tranvía. El lunes se estrenan tres líneas más, con lo que ya estarán operativos 13 de los 28 ejes previstos. Quiere ser un metro con vistas, un vehículo de superficie rápido y ágil. Pero la ciudad «es la que es», dijo ayer el director de autobuses de TMB, Jaume Tintoré. Y como es la que es, como el carril bus escasea, como la cultura del transbordo se queda bajo tierra, el invento se queda a medias: llega rápido, pero tarda en alcanzar su destino. Va solo un 5% más rápido que los recorridos de toda la vida.

La empresa pública de transporte ha querido que la tercera fase de implantación del nuevo bus coincida con el estreno del curso escolar. Entran en funcionamiento la V-15, entre la Barceloneta y Vall d'Hebron; la V-27, que va del paseo Marítim hasta Canyelles, y la H-14, que enlaza el Paral·lel con Sant Adrià. También se modifica la H-16, que se alarga para unir el paseo de la Zona Franca y el Fòrum (ver el gráfico para conocer el detalle de las líneas que se suprimen). Con este despliegue, la red ortogonal espera llevar a diario a cerca de 220.000 viajeros, lo que supone el 35% del pasaje. Los 15 ejes que faltan se harán carne en el siguiente mandato, aunque eso es un suponer, puesto que deberá ser el gobierno local que salga de las urnas el que decida la continuidad de la cosa.

CAMBIO CULTURAL / El director de autobuses hizo referencia a un «cambio cultural», necesario para que la ciudadanía se dé cuenta de las bondades de un sistema que tendrá dentro de dos días 128,6 kilómetros de longitud. Dio en el clavo, pues el fondo de la cuestión, el uso del transporte público, entra de pleno en los hábitos, en la rutina diaria que tanto cuesta modificar. La realidad demuestra que la adaptación requiere de facilidades, y no parece que la frecuencia de paso, de entre cinco y ocho minutos, vaya a ser suficiente, mientras la velocidad comercial apenas aumenta, de poco más de 13 kilómetros por hora de media. Tampoco el viento tarifario sopla a su favor, con incrementos del billete, a pesar de que el 35% de las validaciones corresponden a abonos sociales, muy superiores al IPC que han llevado a la plataforma Stop Pujades a impulsar una nueva oleada de protestas que arrancarán el 8 de octubre.

La limitada velocidad comercial; por eso Tintoré sostiene que la ciudad «es la que es». El problema es que el usuario quizás haya asumido que el bus requiere más tiempo, y que si hay prisa, para eso está el metro. La senda la marcó Gran Via, con un doble carril bus que facilita que el H-12 vuele. En el resto de la ciudad, sus más y su menos, con viales reservados a trompicones, compartidos con el taxi, llenos de motos. Se gana terreno para los peatones, pero se deja a un lado la imperiosa necesidad de arañarle calzada al vehículo privado para entregarla a los vehículos de TMB. Se da prioridad semafórica, pero la medida solo logra ganar algunos metros. La Diagonal es un buen ejemplo. Puede que sea el peor eje para el bus, pero se ha decidido reformar los laterales, olvidando que quizás el mayor problema estaba en el centro de la avenida.

HEREDERO DEL RETBUS / Casualidades de la vida, la malla que podrá usarse a partir el lunes será muy parecida al origen del sistema, el Retbus que el PSC impulsó con apoyo de ERC en el 2009 -Jordi Portabella ya llevó la propuesta en su programa electoral del 2007- y que presentaba un servicio de 15 líneas, suficientes, rezaban los gestores socialistas, para que fuera «eficaz y sostenible». De hecho, tal y como admitía ayer Tintoré, «el lunes ya se podrá ver una buena mancha», un modo gráfico de afirmar que lo que estará en funcionamiento cubre prácticamente todo el territorio. Se echa de menos, por pedir, un eje vertical por Aribau, y algún otro por la zona de las Glòries.

Otro de los retos es mejorar el sistema el fin de semana. El responsable de TMB avanzó que la empresa busca «racionalizar las líneas» en sábados y festivos. En cualquier caso, más servicio significa más dinero. Mala cosa para una empresa con más de 500 millones de deuda.