AVENTURERO LEGENDARIO

Buffalo Bill en la calle Muntaner

La compañía del legendario cazador de bisontes llegó rodeada de expectación a la ciudad en barco en diciembre de 1889

Bufallo Bill visita el Hospital de la Santa Creu, durante la estancia del Circo Americano en Barcelona en 1951.

Bufallo Bill visita el Hospital de la Santa Creu, durante la estancia del Circo Americano en Barcelona en 1951. / JOSEP VINYES

C. S. / BARCELONA

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Desde el siglo XIX han visitado Barcelona numerosas compañías ambulantes y artistas excepcionales, pero ninguna ha dejado una estela de embustes y leyendas como la que envolvieron a la estancia del circo Wild West Show (El Oeste Salvaje), capitaneado por William Frederick Cody, más conocido como Buffalo Bill, donde actuaban esos mismos indios contra los que el explorador del ejército norteamericano había combatido.

La compañía del legendario cazador de bisontes llegó a la ciudad en barco el 18 de diciembre de 1889 procedente de Marsella. Según el diario La Época, "A Buffalo Bill le acompañaban 200 pieles rojas y otros tantos vaqueros, mexicanos y 200 animales, entre caballos, búfalos y bisontes". Luego, Cody dio una multitudinaria rueda de prensa, rodeado de indios y vaqueros, bajo el monumento a Colón para informar de que actuarían en un hipódromo, ubicado en la calle Muntaner, construido expresamente para la ocasión. "Su llegada fue un acontecimiento y también la primera gran campaña publicitaria de Estados Unidos en Europa", asegura Ramon Bech, autor de La història del circ a Barcelona.

Muchos curiosos esperaban de buena mañana en el puerto para presenciar cómo bajaban los bisontes y también para ver a los temerarios indios de cerca. "Corrío la voz de que Buffalo Bill tenía como costumbre al llegar a una ciudad dejar en libertad a uno o dos búfalos como excusa para presentar una cacería con lazo por las calles para promocionar el espectáculo", relata Bech. En realidad, los animales fueron desembarcados en jaulas individuales por la noche.

Para crear expectación se advirtió a los barceloneses de la peligrosidad de los indios, informándoles de que se alojaban en tiendas de campaña, de las que no se les permite salir si no van acompañados de personas de confianza de la compañía, "pues son temibles y cometen toda clase de desmanes si prueban bebidas alcohólicas, a las cuales son sumamente aficionados, sobre todo al aguardiente", reproduce el autor de un recorte de la época.

Bech asegura que Cody no viajó en barco, sino en tren, por lo que llegó antes que la compañía. "El circo se instaló en el hipódromo de Muntaner, en el que cabían 2.000 personas", señala. La primera función se celebró el 21 de diciembre con buena afluencia de espectadores. "Las azoteas de las casas cercanas se llenaron de curiosos que vieron gratis como un mexicano entraba en la pista con una gran bandera española, seguido de un soldado norteamericano con las de su país. Después aparecieron los jefes de tribus indias y Buffalo Bill, que fue saludado con gritos salvajes", describe el autor. La actuación más aplaudida fue cuando Cody y Annie Oakley demostraban su habilidad con el rifle al hacer estallar bolas de cristal. "Buffalo Bill lo hacía montado a caballo y las esferas se las lanzaba un indio". No obstante, la entrada costaba entre 1 y 5,10 pesetas, una fortuna para la época.

EPIDEMIA DE GRIPE

La estancia de la compañía coincidió con una epidemia de gripe, lo que obligó a que se suspendieran las funciones del 2 al 6 de enero de 1890. Bech recuerda que corrió la noticia de que por culpa de la epidemia murieron algunos indios, pero el único fallecido el anciano coronel Frank Richmond, el jefe de pista, que fue embalsamado y enviado a EE UU. 

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Corre también la leyenda de que a Buffalo Bill le tuvieron de sacar una muela, que la mantuvieron expuesta en el Hospital de la Santa Creu, en la actualidad de Sant Pau, hasta que alguien la robó. De ello no habla el libro de Bech, ni tampoco de los rumores de niños secuestrados por los indios ni de que el legendario viajero se alojó al final de la Rambla el histórico hotel Cuatro Naciones. 

Sobre las cinco semanas que pasó en Barcelona Buffalo Bill se han escrito dos libros; Aquell hivern..., de Jordi Marill ( (J J de Olañeta Editor, 1998) y Far West (Ediciones Pàmies, 2010), un relato ficcionado de Jordi Solé.

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