Disturbios en Barcelona

Breve tempestad tras la calma

La amenaza de disturbios sobrevoló anoche Sants tras una protesta en la que se notaban ganas de paz

Un grupo de manifestantes queman objetos en plena calle, anoche en Sants.

Un grupo de manifestantes queman objetos en plena calle, anoche en Sants.

TONI SUST / BARCELONA

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Fue simultáneo. Mientras el alcalde de Barcelona anunciaba anoche que estaba dispuesto a detener el derribo de Can Vies para empezar a negociar, un grupo muy reducido de manifestantes incendiaba varios contenedores en la calle de Sants. Cerca de los mossos empezaron a caer piedras y botellas. Los agentes antidisturbios no contaron hasta diez sino hasta cien. Participantes veteranos en la protesta admitieron que los policías aguantaron mucha mecha. Pero al final cargaron. Y empezó un breve episodio de incidentes. Más cristales rotos. Y al menos una veintena de detenidos. Los mossos tomaron el control de la calle y los ánimos se calmaron. Los momentos de tensión no degeneraron en disturbios.

Fue una corta tempestad tras una jornada de calma. La sombra de la negociación planeó sobre la concentración convocada a las nueve de la noche en la plaza de Sants para hacer una cacerolada. Así que la protesta por el desalojo y derribo de Can Vies mostró su cara más conciliadora. Todo el mundo estaba interesado en un noche tranquila. Aquellos que intentaban iniciar algún incidente o dañar el mobiliario urbano eran reprendidos por el resto. Todos parecían conscientes de que el conflicto entraba en la fase de la palabra.

El entrechocar de cacerolas empezó a las nueve de la noche y duró cerca de media hora. Allí se congregaron un millar de personas. Muchos eran los jóvenes que han ido acudiendo las últimas noches. Pero también había mucha presencia de vecinos, sobre todo de gente mayor.

Para ayudar a un mejor clima, los mossos mantuvieron las distancias.

Tras la cacerolada, un grupo de los asistentes se desgajaron de los concentrados e iniciaron una marcha hacia la comisaría de Les Corts. La intención era llevar allí la cacerolada y que los detenidos supieran que no se les olvidaba. Durante el recorrido no se dejó de golpear el latón y de pedir la libertad de los arrestados y la dimisión de Trias.

Al llegar a la calle de Numancia con Travessera de Les Corts, un cordón policial cortó el paso. En lugar de enfrentarse a los policías, los manifestantes dieron media vuelta. Muchos se fueron a casa mientras otros decidieron desandar el camino hasta la plaza de Sants, el kilómetro cero de esta lucha. Donde volvió a haber disturbios.