«El Born es mucho más que una terraza»

«El Born es un barrio sin ley... para los turistas». José Ferraz llegó de Canarias el 2000 y se instaló en el Born -en las calles Banys Vells- dos años después atraído ese carácter bohemio y especial, una esencia que, dice, se está perdiendo. Admite que desde que él llegó, el barrio ha dado un vuelco y se le ha sacudido la decadencia sobre todo en el periodo entre el 2004 y el 2008. Sin embargo, se siente decepcionado porque la revitalización ha derivado en un parque temático para el turismo «de copas, hacer ruido y llamar la atención», y se pregunta qué va a pasar con el turismo de calidad, que también lo hay pero que queda camuflado y olvidado. Para Ferraz, el barrio está descompensado: se potencia el sector de restauración y ocio pero se han olvidado de actividades que aportan el carácter y la esencia de este barrio.

CONCIENCIAR / El Born, reivindica, va más allá de las cuatro vías principales que lo delimitan y concentran el 95% del flujo de gente y los beneficios: Princesa, Montcada, paseo del Born y Argenteria. Sin embargo, el ruido repercute más en otras arterias menores y estrechas que el turismo de fiesta usa como lugar de paso a altas horas de la madrugada con unas copas de más, risas y gritos. «Es injusto: los beneficios para unos pocos y las molestias para los vecinos», lamenta.

No toda la culpa de las molestias es del modelo de barrio por el que se ha apostado, ni de los pisos turísticos. En los últimos años, Ferraz ha detectado que la gente es más ruidosa y menos respetuosa. «Ahora parece que  la diversión está en hacer ruido, ir gritando y armando follón», apunta. El ayuntamiento intenta combatir la situación con normativas («El problema no es a qué hora cierran las terrazas, sino en cómo poner orden una vez cierran») y ordenanzas cívicas que los turistas no se leen. ¿Solución? Mayor conciencia, control y una apuesta clara: «El Born es más que una terraza».