MODERNIZACIÓN DE UN GRAN EQUIPAMIENTO

La Boqueria gana nuevos espacios pero pone coto a la degustación

Las obras de la plaza de la Gardunya, casi finalizadas, el pasado lunes.

Las obras de la plaza de la Gardunya, casi finalizadas, el pasado lunes.

PATRICIA CASTÁN / BARCELONA

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Lo que antaño fue la caótica trastienda del mercado de la Boqueria, con una fea zona de aparcamiento, área de descarga y recogida de basuras es historia. La nueva plaza de la Gardunya, que se rematará en unos días, enmarca el nuevo acceso trasero al histórico equipamiento y le ha permitido ganar unos 500 metros cuadrados de zona de venta. Un espacio que oxigenará el mercado, y donde se recolocarán siete de los comercios trasladados durante la obra a pasillos laterales. Los cuatro ganados que quedan libres serán para nuevos concesionarios que solo podrán ofrecer producto fresco tradicional, para llevar, ya que se considera que el mercado ha llegado a su tope de oferta de degustación. El resto de operadores solo podrán hacer obras y mejoras si mantienen al menos el 50% en versión de venta tradicional.

Más de cuatro años de reformas y ocho millones de euros de inversión acercan la infraestructura de la Boqueria al modelo de mercado barcelonés del siglo XXI, mediterráneo y de concentración de producto fresco pero incorporando tecnología y confort. El popular equipamiento parecerá nuevo visto por la parte trasera ganada a la plaza, pero los principales cambios de esta fase de mejoras se concentran bajo tierra. Esconde un párking y una enorme zona logística para la carga y descarga directa de los camiones desde el subsuelo, para cámaras refrigeradas, así como una zona de tratamiento de residuos, que desde hace unos días ya funciona a pleno rendimiento. El exterior es una plaza renovada (en breve comenzará la obra de la Escola Massana), donde el ruido y los malos olores también han sido borrados.

Con un nuevo continente, a la Boqueria le toca ahora lograr el difícil equilibrio de su contenido. Su ubicación, en la Rambla, la convierte en un zoco siempre concurrido, con polémica tendencia en los últimos años hacia la oferta de productos para degustar allí mismo, destinada esencialmente al turista que lo invade en manada. De hecho, los cuatro espacios libres (de diverso tamaño) en la nueva zona ganada al mercado ya tienen no pocos novios para abrir bares o negocios de cata. Algo que tanto la asociación de comerciantes como el ayuntamiento rechazan.

PACTO

Salvador Capdevila, presidente del mercado, tiene claro que hay que frenar el fenómeno de la degustación (zumos, fruta, tacos de jamón, fideos, pescado frito, bocadillos...) para tomar mientras se pasea por el recinto. Gastronómicamente este ya cuenta con cinco bares que han ido creciendo en tamaño al hacerse con los puestos anexos que se traspasaban, algo que permite la ordenanza. En total, la oferta del mercado para consumir en el propio espacio ronda el 22%, explica, y hace imprescindible echar el freno. Pescaderías y carne representan otro 20%, mientras que la frutería (pura y dura) ha pasado a rondar el 15% y la charcutería (10%), aves y demás rematan la oferta. La oferta para el turista se concentra en los pasillos próximos a la Rambla.

Mercats de Barcelona explica que se está preparando un cambio en la ordenanza para regular las ofertas de degustación así como para regular los flujos de turistas en grupo y con guías. Mientras tanto, se ha optado por no autorizar las obras en los puestos si no respetan al menos que el 50% de la oferta sea tradicional, para consumir en casa. La urgencia es que no se devore lo que debe ser la esencia de un mercado. Y no seguir perdiendo al comprador local que no quiere arrastrar el carro entre legiones de turistas curioseando.

Se evita así que más fruterías se transformen en puestos de zumos y macedonias, por ejemplo. No obstante, Capdevila puntualiza que muchos operadores han dado ese paso -entregarse al turismo- para sobrevivir a los cambios de hábito del consumidor, que tiende a comprar la fruta y verdura cerca de casa o en el súper, por volumen y peso. También las carnicerías han sufrido un bajón de público ante los postulados de la alimentación sana que ponen freno a la ingesta de carne.

En animada tertulia con comerciantes de toda la vida, algunos apuntan a un claro «exceso de oferta» -hay 260 comercios- que obliga a dar un giro o morir a muchos comerciantes. La otra vía de éxito es la especialización (fruta de proximidad, especias, setas...) y, sobre todo, en alimentos precocinados, pero para consumir en casa.