AUMENTO DE LA PRESIÓN SOCIAL CONTRA LA PÉRDIDA DE LA VIVIENDA

El boicot popular a los desahucios se extiende por el área de BCN

FRENTE AL PARLAMENT 3 Afectados por desahucios protestan ante el Parlament para pedir la modificación de la ley hipotecaria, el 23 de marzo.

FRENTE AL PARLAMENT 3 Afectados por desahucios protestan ante el Parlament para pedir la modificación de la ley hipotecaria, el 23 de marzo.

DAVID PLACER
BARCELONA

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Carteles, pitos y pancartas son su única arma de batalla. Cuando los funcionarios judiciales van a ejecutar un desahucio anunciado por Facebook y Twitter, son recibidos por una comitiva ruidosa que impide su entrada en el inmueble. «Este piso no se entrega» y «Este banco estafa y echa a la gente de su casa» son las consignas más usadas. La sonora protesta suele terminar del mismo modo: los encargados de ejecutar el desahucio se marchan sin lograr su objetivo. Si los funcionarios posponen el desalojo a otra fecha, allí se los vuelven a encontrar. En algunos casos han logrado que los dueños pierdan su piso pero se conviertan en inquilinos. En otros, han conseguido la condonación de la deuda. Este tipo de acciones se extiende por el área de Barcelona.

La estrategia de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca ha sido un modo de protesta exitoso: la entidad ha logrado detener este año 12 desalojos y solo ha fracasado en uno al no reunir suficientes manifestantes para detener a los funcionarios judiciales escoltados por la policía.

El movimiento comenzó hace tres años en Barcelona para exigir la modificación de la ley hipotecaria y la ley de enjuiciamiento civil que permite al banco subastar a mitad de precio la vivienda de un propietario que no puede pagar. Desde hace algunos meses se han organizado boicots a desahucios y también acciones de publicidad negativa en entidades bancarias. En estas se terminan llenando de pegatinas las paredes y ventanas del local.

Ahora, otros grupos han emulado tales acciones y pequeñas plataformas comienzan a organizarse en Terrassa, Sabadell y Montcada i Reixac para lograr los mismos propósitos. Un grupo de vecinos de Sant Andreu también copió el martes pasado la misma táctica y detuvo el desalojo de una anciana del número 81 de la calle de Ignasi Iglesias afectada por un plan urbanístico. La acción fue anunciada por grupos activos en Twitter relacionados con las acampadas de los indignados y logró reunir a unas 30 personas, suficientes para detener el desalojo.

TRES EN 15 DÍAS / La plataforma explica que ha logrado crear una red de indignados que acuden por solidaridad a todos los desalojos de los que tienen noticia. «Los miembros protestan para ayudar a detener desalojos porque saben que luego les devolverán el favor cuando les llegue su desahucio», explica Lucía Delgado, portavoz de la plataforma.

En las últimas dos semanas el grupo ha logrado frenar tres desalojos: dos en Badalona y uno en Montcada i Reixac. La última acción se organizó el martes en Badalona para ayudar a Enrique Amaya, un vecino de Sant Roc que denunció haber sido estafado por una gestora a la que pidió un préstamo para la boda de un hijo. «Me dijeron que no podían aprobar un crédito, pero sí una hipoteca para otro piso. La gestoría lo vendería más caro y repartiríamos la ganancia. Al final no pude pagar las cuotas de esa hipoteca y perdí mi piso, el de mi hijo y tengo una deuda que no podré pagar en la vida», dice Enrique que ha presentado una denuncia penal contra la gestoría y la caja que le aprobaron la hipoteca.

Ahora, los vecinos de Sant Roc prometen emular la misma táctica cuando se organicen nuevos desa-lojos. Incluso quienes han entrado a patadas en pisos vacíos anuncian que organizarán boicots populares para evitar quedarse en la calle.