BCN tendrá el primer parque temático deportivo del mundo

Un hombre de Reus sin ínfula alguna que hace del sentido común su principal herramienta creativa está detrás de uno de los proyectos empresariales que más van a dar que hablar en Barcelona en los próximos años. Viste traje y camisa negra, pero no parece su atuendo habitual. Su nombre es Paco Medina, ni Francesc ni Francisco, y de su cabeza ha brotado el primer parque temático deportivo del mundo, algo que, coincidió todo el auditorio, parece mentira que nadie haya inventado antes.

Se instalará en el anillo olímpico de Montjuïc, estará listo dentro de un año y busca cumplir un sueño: que el ciudadano deje de ser espectador para convertirse en el protagonista del espectáculo. «Hemos hecho un trabajo de hormiga y ahora empezamos a tener la fuerza de un elefante», resumía ayer este emprendedor en la presentación de Open Camp en el Estadi Olímpic, el tablero sobre el que se desplegará esta iniciativa que empezó a gestarse en el 2011.

Los JJOO, como el Mundial de fútbol, generan infraestructuras que no siempre son bien digeridas por las ciudades que los albergan. Pasará en Brasil con magníficos campos situados en lugares en los que no hay equipo local, como el Arena Amazonia de Manaos, en el que no hay previsión de que la pelota vuelva a rodar jamás. Y ocurre desde tiempos inmemoriales en todas las capitales olímpicas, que convierten sus sedes en mausoleos de la memoria deportiva. Barcelona es, defendió Medina, la que mejor ha sabido mantener y cuidar la zona cero de sus Juegos. Aunque, tal y como admitió la teniente de alcalde de Deportes, Maite Fandos, instalaciones como esta «son de difícil uso». El proyecto, que cuenta con casi una treintena de socios, no implicará que el estadio Lluís Companys abandone su uso habitual (el último concierto trajo hace diez días a los ídolos púber One Direction). El ayuntamiento mantiene la titularidad del coloso, así que cualquier campeonato y espectáculo musical o infantil programado se mantendrá sin alteraciones.

ENTRADAS A 28 EUROS / Open Camp tiene previsto subir la persiana en julio del 2015. Abrirá durante 230 días al año y la entrada costará 28 euros. Es un dinero considerable, pero basta con comparar con los grandes parques temáticos europeos para comprobar que está por debajo de la media. No se trata, aclaró el padre de la idea, de una propuesta pensada para adictos al sudor, sino para todo el mundo, incluso «para los que tienen barriguita». Lo que encontrará el visitante serán 56 actividades -los organizadores prefieren hablar de «experiencias»- en las que, gracias a las nuevas tecnologías y la realidad virtual, podrá vivir la sensación de saltar en esquís por un tobogán, pedalear en pelotón en un túnel de viento, correr al lado de Usain Bolt o disputar un partido de fútbol que se grabará con todo lujo de detalles para que luego puedan recuperarse las mejores jugadas. Open Camp incluirá una aplicación móvil que servirá de guía por el recinto, además de almacenar todas las marcas para compararlas con el resto de deportistas.

La empresa pagará al ayuntamiento durante cinco años un alquiler de 30,4 millones de euros, que espera recuperar, además de con las firmas colaboradoras, gracias a los 7.000 visitantes diarios que se espera que vayan a experimentar esta «plataforma vivencial que pasa del pay per view al play per play». Medina se avanzó a las posibles críticas -por la tarde ICV habló de «mercantilización del patrimonio público»- y explicó que no hay intención alguna de «banalizar el espacio, sino más bien de cuidarlo e incluso mejorarlo». «Queremos convertir las entrañas del estadio en soluciones vinculadas al mundo del deporte», resumió. Está previsto que el proyecto genere 240 puesto de trabajo y que el impacto en la ciudad sea de unos 53 millones anuales.

Barcelona, la segunda mejor ciudad deportiva por detrás de Londres, es «la mejor localización posible para el proyecto». Y como se trata de un invento nuevo, el ideólogo de Open Camp creó un concepto nuevo: «Deporte más entretenimiento, igual a sportainment».