política cultural

BCN retira el apoyo a la reunión del Parlamento Cultural Europeo

El gobierno local afirma que es muy caro y carece de interés para la ciudad

CRISTINA SAVALL / BARCELONA

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El Ayuntamiento de Barcelona comunicó ayer que finalmente retira su apoyo a la celebración anual del Parlamento Cultural Europeo que debía celebrarse por vez primera en Barcelona del 28 de octubre al 1 de noviembre en el recinto modernista de Sant Pau para debatir sobre creatividad, innovación e identidad cultural. «Se trata de una entidad privada que organiza un foro consultivo sin vinculación orgánica con ninguna institución europea», explicó ayer el gobierno municipal a través de un comunicado.

Un portavoz del ayuntamiento insistió en que la decisión de retirar la ayuda se ha basado en una valoración interna que ha considerado que esta propuesta «no tiene interés para la ciudad» y que el coste de la inversión es «demasiado alto».

Este parlamento nació en el 2001 vinculado al Consejo de Europa con el objetivo de crear sinergias entre creadores e intelectuales de 43 países europeos, más allá de la Unión Europea. Entre sus senadores destacan el escritor Umberto Eco y el artista Michelangelo Pistoletto.

La decisión de retirar el apoyo ha dejado perplejo al nacionalista Jaume Ciurana, concejal de Cultura en el pasado mandato, porque el convenio se había firmado en mayo y ya se habían transferido 50.000 euros de subvención a la organización de la cita en la capital catalana.

Fuentes del equipo de Colau indicaron ayer que la aportación final del consistorio ascendía a 150.000 euros para cubrir los gastos de viajes y alojamiento de 120 invitados.

Ciurana negó que el gasto fuera tan elevado porque el alquiler de las salas del recinto modernista de Sant Pau no costaban nada al ayuntamiento. «El Parlamento Cultural Europeo envió a un exministro de Asuntos Exteriores finlandés y a un embajador sueco para proponernos que Barcelona fuera la siguiente sede después de celebrarse en ciudades como Berlín, Edimburgo y Pristina», recuerda Ciurana, que tacha la anulación de la reunión en Barcelona de«gravísimo error y gran irresponsabilidad».